jueves, 31 de mayo de 2007

Iberia Aerolíneas de España S. A.

Día agridulce... no pude estudiar nada porque pasé el día en la sala de estudio para grupos (más comúnmente conocida como "pecera") de la biblioteca haciendo un trabajo sobre un análisis financiero de Iberia que tenemos que exponer mañana. Como no podía ser de otro modo, todo para el último día y claro, atracón de ROA, ROE, BAT, BAIT, rotación de activos, apalancamiento financiero... terminé hasta con angustia, a las 11 de la noche que cierran la biblioteca, con pesadez de brazos, de piernas, de ojos y la cabeza saturada. Esta tarde más. Al menos lo terminamos, hoy nos queda mejorarle el formato y preparar la presentación que haremos ante los compañeros y el profesor.
Éste ha sido el año de las exposiciones orales, nunca había hecho tantas, ni siquiera en el colegio, cuando nos mandaban muchos trabajos que teníamos que exponer. Recuerdo que nos aprendíamos "nuestra parte" de memoria, como si fuera un examen oral, nos cogíamos los folios y la exposición consistía en ponernos todos los componentes del grupo en línea, dando la espalda a la pizarra, y en recitar la perorata aprendida de un tirón, mirando al frente o en su defecto al profesor. Cuánto ha cambiado. No sólo por haber aprendido que el objetivo de la presentación de un trabajo es otra, sino que los avances tecnológicos han hecho que ahora no hay presentación mínimamente digna que no vaya acompañada de su correspondiente Power Point. Útil herramienta. Quedan mucho más vistosas, desde luego, y son un apoyo estupendo para "saber qué hacer" mientras se habla: mirar al proyector, señalar, enseñar gráficos... Pero no es sólo eso. Es que la cantinela oficial de todos los profesores es que tenemos que "vender" nuestro trabajo. Hasta aquí ha llegado la sociedad del consumo. El verbo vender se aplica a todos los aspectos, es el nuevo verbo auxiliar: "ser", "hacer" y "vender". Considerar al profesor e incluso a nuestros propios compañeros como clientes. Mostrar un trabajo atractivo e interesante, demostrar el esfuerzo invertido, que sea didáctico y con un lenguaje corporal acorde. Ahora el continente es tan importante o más que el contenido: debería ser una asignatura más, exposición de proyectos.
Es innegable su utilidad, ya que en breve estaremos en situación de hacer esto a diario en el trabajo, además de que se pierde el miedo escénico de modo llamativo, y que esto es como la bici: el único modo de aprender es practicando. Una y otra vez. Mejoras sin darte cuenta, el día que lo haces peor tú mismo te das cuenta, y pones todo tu empeño en no repetir el error otra vez, ya sea hablar demasiado rápido, tener un tono de voz monótono o una actitud corporal estática. Claro está, si no repites en un breve espacio de tiempo, todo eso se olvida. Ahora hasta me gusta presentar mis trabajos, cuando antes sentía pavor al oír que la exposición era condición inexcusable de alguna tarea.
Esta mañana seguiré con Laboral, que es el próximo, aunque queda mucho aún. Lo malo es que hay un hueco importante y no me quiero confiar, porque tras un parón de bastantes días sin exámenes luego tengo tres muy seguidos, y a dos de ellos les tengo mucho miedo. Así que mañana por la tarde comenzaré con Dirección de la Producción (bodrio de asignatura, qué poco interesante es) y con ello a intercalar Laboral y Producción hasta los días 11 y 14 que son los respectivos exámenes. Valor y al toro.

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