lunes, 29 de diciembre de 2008

No podía terminar el año de otro modo

Una pequeña licencia en mi última entrada del año. Para cuando vuelva a escribir ya será 2009, ya habré dejado atrás este año que ha sido (está siendo) el más intenso, vivido y variado de mi vida.

LETRA DE LA CANCION DE CAMILA

COLECCIONISTA DE CANCIONES

Tu, coleccionista de canciones
dame razones, para vivir.
Tu la dueña de mis sueños
quedate en ellos y hazme sentir.

Y asi en tu misterio poder descubrir
el sentimiento eterno.
Tu con la luna en la cabeza
el lugar en donde empieza
el motivo y la ilusion de mi existir.

Tan solo tu, solamante quiero que seas tu
mi locura mi tranquilidad y mi delirio
mi compas y mi camino
solo tu, solamente quiero que seas tu
pongo en tus manos mi destino porque vivo
para estar siempre (siempre) siempre siempre contigo amor

Tu, coleccionista de canciones
mil emociones son para ti
tu lo que soñe mi vida entera quedate en ella
y hazme sentir y asi ir transformando la magia de ti en un respiro del alma

Tu con la luna en la cabeza
el lugar en donde empieza
el motivo y la ilusion de mi existir

Tan solo tu, solamente quiero que seas tu
mi locura mi tranquilidad y mi delirio
mi compas y mi camino
solo tu, solamente quiero que seas tu
pongo en tus manos mi destino porque vivo
para estar siempre contigo

Ya no queda mas espacio en mi interior
haz llenado con tu luz cada rincon
es por ti que con el tiempo mi alma siente diferente

Solo tu, solamente quiero que seas tu
mi locura mi tranquilidad y mi delirio
mi compas y mi camino
solo tu, solamente quiero que seas tu
pongo en tus manos mi destino porque vivo
para estar siempre (siempre) siempre siempre contigo amor

domingo, 28 de diciembre de 2008

Campaña pro lectura en televisión

Desde luego que la tele está para no verla. Si son vacaciones, ¿Por qué no se las arreglan para que sea un poco más visible? Digo yo, que con el frío, el mal tiempo y las vacaciones, todo el mundo pasa más horas sentado en casa, y podrían aprovechar para enganchar a la gente.

Esta mañana, después de hacer zapping durante algunos minutos:
- Dibujos animados con acento panchito en dos cadenas.
- Un programa doblado en el que se hacía un prueba de qué era más efectivo para quitar el olor de pies: si el agua con jabón (en un pie) o un barreño con vodka (en otro pie).
- Reportaje sobre el voluntariado en un convento.
- Reportaje sobre el libro de turno de todas las navidades sobre el Papa.
- Reportaje sobre el museo del botijo (verídico)

Sencillamente alucinante.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Un poquito de metalectura

Ya me he terminado El juego del ángel. Ahora lo colocaré en la estantería probablemente a esperar que alguien más de mi casa lo lea porque, por suerte, "reciclamos" los libros, porque a todos nos gusta leer y así el mismo libro tiene un ciclo de vida más largo y no se pone a acumular polvo tras haber sido leído una sola vez.

De cualquier modo, he recuperado algunos pequeños fragmentos que me apetece reproducir aquí porque me han llamado la atención, porque me han movido algo por dentro, porque me han dejado pensando, porque me ha afectado especialmente el leerlas:

- [...] Sé que se siente solo, y créame cuando le digo que ése es un sentimiento que también conozco profundamente. Sé que alberga en su corazón grandes esperanzas, pero que ninguna de ellas se ha cumplido, y sé que eso, sin que usted se dé cuenta, le está matando un poco cada día que pasa.


- ¿Sabe lo mejor de los corazones rotos? - Preguntó la bibliotecaria.
Negué.
- Que sólo pueden romperse de verdad una vez. Lo demás son rasguños.


Levantó la mano como si quisiera saludar, pero no llegó a desplegar los dedos. No tuve el valor de sostenerle la mirada y me di la vuelta, alejándome calle abajo. Me temblaban las manos y las metí en los bolsillos para que no me viese. Antes de doblar la esquina me volví una vez más y comprobé que seguía allí, mirándome. Para cuando quise odiarle, me faltaron fuerzas.


- Le interesa lo mismo que a usted. [...] Le interesa espantar la soledad y no perder el tiempo en comprender que en este perro mundo nada vale un céntimo si no tenemos a alguien con quien compartirlo.


- No quiero que te vayas a ninguna parte. No quiero que vuelvas a irte nunca más, ¿Me oyes?
- No soy buena compañía, David.
- Ya somos dos.
- ¿Lo decías de verdad? ¿Lo de irnos lejos?
Asentí.
- Mi padre solía decir que la vida no da segundas oportunidades.
- Sólo se las da a aquellos a los que nunca les dio una primera.


- No la deje escapar- dijo Isabella-. Búsquela, dondequiera que esté, y dígale que la quiere, aunque sea mentira. A las chicas nos gusta oír eso.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Para qué escribir

No sé por qué sigo escribiendo. Me da la sensación de que todo lo que escirbo cae en saco roto, que ni me reconforta, ni sirve a nadie, ni a nadie gusta, ni nadie lee, y ni siquiera a mi me gusta releer. ¿Para qué sirve tener un diario? ¿Para qué sirve recordar reflexiones? ¿Cuál es la utilidad de lo escrito?

Cuando me enfrento a la pantalla en blanco y tecleo, como hago ahora, me enfrento a mis pensamientos y los saco a tientas, sin detenerme demasiado a elegir qué escribir y qué no. La mayoría de las veces, ni siquiera lo hago por necesidad, sino por costumbre. Una suerte de vanidad que me hace creer que mis ideas sirven para algo. Pero eso dura un instante, el único momento de plasmarlas en la red. En cuanto visualizo mi nueva entrada de blog terminada me doy cuenta de que lo que pongo no son más que "paparruchas", como diría Mr. Scrooge, banalidades con forma pretenciosa, pero que no son más que ideas de una cabeza hueca que escribe creyendo que así se rellenará. Pero eso no ocurre. Lo cierto es que estoy sola, tan sola como solitaria lo es la actividad de la escritura, tan sola como veo esta página que lleva por título blog, y que no es ni cuaderno de bitácora ni nada. Que solamente es una sucesión errática de ideas idiotas que lucha por hacerse un hueco y buscarse una utilidad sin encontrarla. Ni siquiera para mí.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Pantalones vaqueros


Ésta es un homenaje a todos esos pantalones vaqueros que subieron tantas noches las escaleras hasta ese primer piso, para amanecer yacentes en el suelo de madera carcomido. Presurosos bajaban, en ocasiones para volver esa misma noche, en otras para no volver a ser vistos jamás. Pequeños retales de amor que fueron componiendo la colcha que cubre mi vida, con ilusiones entretejidas de lo que podría haber sido y nunca fue.

Sonrisas, caricias y palabras dulces, ojos claros que acompasaban mi vida conforme iba descubriendo las verdades de la vida, ojos que tenían una leve diferencia de tonalidad, más redondos, más rasgados, pero siempre eran de él. Esos ojos que me miraban sinceros y me hacían creer cosas absurdas y me enseñaron que se aprende a base de caídas. Que las princesas no existen, que de ensoñaciones también se vive pero peor, que los niños perdidos existen –y a veces se pierden a propósito-, y que no se deben enviar demasiados mensajes al móvil. Entre otras muchas cosas.

Había veces que esos vaqueros caídos que subían mis escaleras lo hacían entremezclados con los míos, casi a trompicones, a medias de los besos y el caminar, y en otras ocasiones ascendían sigilosos y rápidos, parándose en la puerta de un suelo que crujía a cada paso. Me dieron probablemente menos de lo que me quitaron, pero rebuscando en sus memorias, encuentro, como joyas, ciertos momentos para los que merece la pena detenerse a recordar. Gracias a todos ellos, o gracias a él. Porque siempre eres el mismo, el que me hace reír de felicidad, y llorar hasta con el corazón, el que me hace sentir princesa pagana de un trono de hoja caduca.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Quiéreme cuando menos lo merezca, que será cuando más lo necesite


¿Y ya está? ¿Y ya se terminó? No, no puede ser asi. Yo no me lo puedo creer. Sé que he hecho todo lo que he podido, y que no todo tiene arreglo. Pero es que hay algo dentro de mí que me dice que sí hay algo más, que no está todo perdido, que es cuestión de tiempo y paciencia. Tiempo y paciencia, qué dos palabras más difíciles para mí. Pero si así se consigue, se hará lo que se pueda. Conozco la sensación de presión, el no querer que nadie dependa de mí, sé lo que es querer ir a mi ritmo sin que nadie esté pendiente de si voy a paso lento o rápido. Sé que eso agobia. Así que no esperaré. No haré nada, seguiré mi vida. Pero quiero estar a su lado en sus malos momentos, y si hay días en los que piensa que no, y días en los que piensa que sí, que me tenga a su lado cuando piense que sí. Quiero que vea que sé estar con él, que tengo la flexibilidad suficiente como para moldearme sin perder mi forma. Quiero que recupere esa alegría y esas ganas de vivir, esa energía y esa iniciativa, que fue lo que me enamoró. Ese hombre existe aún, quiero estar cuando vuelva, que me busque cuando esté de nuevo por aquí, y que no se olvide de mi mientras tanto. Y en ese intervalo en el que se recupera, no estaré con él si no quiere, pero si me necesita a ratos, ahí estaré. Sin exigir, sin pedir, yo a lo mío, a vivir mi vida que no es poco, pero mirándole de reojo. Yo tengo también tela que cortar, me tengo que preocupar por mí, necesito estar pendiente de mi persona, que la tengo muy olvidada. Lo primero, de mi aspecto, y al mismo tiempo, mi interior. Tengo que volver a ser guapa por fuera y por dentro, aunque no sé por dónde empezar, y no encuentro las ganas ni el estímulo para hacerlo. ¿Por qué me abandoné? ¿Por qué dejé de ser egoísta? Él me obnubiló, me prendó, me enamoró. Me vi bella a su lado, y horrenda al marcharse. Él no me hizo mal, sólo que me enamoré tanto que al buscarle tanto, olvidé cuál es el sendero de vuelta a mi persona. Y si él se marcha, yo me pierdo.

Si él se marcha, mi vida se vuelve gris. No quiero ser compañía a la sombra de nadie, quiero brillar, reaprender a disfrutar. Quiero volver a sentir que la vida es una maravilla, que cada día es un regalo. Sólo que siento que sin él, ese día a día es un regalo envenenado. Y todo eso porque sé que está sufriendo, que no está bien y que rechaza el amor porque no es capaz de asimilarlo ni de darlo, pero precisamente ahora es cuando más lo necesita... y se lo tengo que dar, le tengo que ofrecer todo mi yo, todo mi cariño, mi apoyo, en la forma en que más le convenga, como él lo prefiera. Porque la frase "quiéreme cuando menos lo merezca, que será cuando más lo necesite" es una frase que nunca se debe decir en primera persona, es algo que no se debe pedir, sino que se tiene que percibir por los demás.

Aún quedan ese apartamento de playa juntos, esa casa rural, esas clases particulares de salsa, vivir la feria juntos, besarnos de nuevo en Bayswater, y tantas cosas más que sé que el destino quieren que pasen. Si es a largo plazo, esperaré, no importa, pero como que estoy viva, que ahora le tengo que apoyar en su mal momento. Dure el tiempo que dure.

Por qué no es posible...

Te enviaré un ramo de besos que hice con mi corazon,
y en el cielo dormiremos entre nubes de algodon,
gritaré a los cuatro vientos,
que eras tu la ilusion que llevaba dentro,
y veras como es posible nuestro amor.

Si los hombres han llegado hasta la luna,
si desde Sevilla puedo hablar con alguien que este en Nueva York,
si la medicina cura lo que antes era una muerte segura,
dime porque no es posible nuestro amor.

Si la bella con un beso convirtio a la bestia en un galan,
si las flores se marchitan y mas tarde vuelven a brotar,
si hay abuelos que se quieren,
y su amor es todo lo que tienen,
dime porque no lo vamos a intentar.

Te enviare un ramo de besos que hice con mi corazon,
y en cielo dormiremos entre nubes de algodon,
gritare a los cuatro vientos,
que eras tu la ilusion que llevaba dentro,
y veras como es posible nuestro amor.

Si hay poemas que se escriben con el alma,
y miradas que se empañan cuando suena una cancion,
si los ojos son sinceros,
cuando alguien te mira y se escapa un te quiero,
dime porque no es posible nuestro amor.

Si en la clara colaciones y en los rumores del habad,
si la gente ya se enciende y despues se vuelven apagar,
si amanece cada dia,
si hay momentos que valen toda una vida,
dime porque no lo vamos a intentar.


Te enviaré un ramo de besos que hice con mi corazon,
y en el cielo dormiremos entre nubes de algodon,
gritare a los cuatro vientos,
que eras tu la ilusion que llevaba dentro,
y veras como es posible nuestro amor.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Remedios


Los hay que van a la virgen de los Remedios a pedir cura. Le piden por aquél que al que quieren, y con sus plegarias suben a la ermita, con sus plegarias y su carga, con toda su alma y su fe. La carga es su pena, su angustia, su dolor. Suben por una pierna que duele al caminar, por un pulmón que no respira.

Y así, cargaditos de peticiones, toman la cuesta arriba aun cuando por su pena hay días en los que es duro levantarse de la cama. Fieles, cobardes o valientes, se arrodillan ante la pequeña imagen que de repente se torna grande y poderosa, y confían en ella lo mejor que tienen.

Virgen de los Remedios, yo también te pido. Pero no te pido por un brazo o una pierna, sino por dos corazones que duelen. Dos corazones dañados, uno por no sentirse amado y otro por no saber cómo amar. Virgencita, haces surgir hasta mi fe, y con toda mi alma te ruego que cuides su corazón, que le acaricies esa herida que le ha dejado marca y se la hagas desaparecer. Pequeña figura, tanta fe mueves que seguro algo puedes hacer. Ojala de tu voluntad surja el cuidarle como yo no sé.

No te ofrezco nada porque nada tengo que a Ti te sirva. Solo te presento mi plegaria, y no te entrego mi corazón pues lo tiene él. Cuídale mucho, Madre, cuídale.