martes, 24 de junio de 2008

Perdida


Me la he pegado.

Cuando ya pensaba que se salía, que era fácil, que ya estaba fuera, me he vuelto a caer, aún con más dolor si cabe. Nunca un suspenso me dolió tanto, nunca sentí tanta desesperanza, ni vi tanta negrura detrás. Porque es la "recompensa" a mis miedos, a mis penas, a las horas de ojos abiertos a la luz del flexo, a cargar los libros por todas partes, al temor... o más bien al pánico a que esto sucediera, a sentirme como me siento ahora. Se está materializando una pesadilla, que se convierte en más espantosa si cabe por preverla.

Ha dolido el golpe, pero más ha dolido por verme caer, por sentirme traicionada por mí misma. No encuentro dónde apoyarme, dónde localizar el punto de inflexión para remontar definitivamente, y cuando creía que estaba comenzando la remontada, un nuevo tropiezo ha hecho que me hunda de nuevo al fondo del pozo, y no sólo tengo que recuperar lo que ya había recuperado antes, sino que ahora estoy mucho más cansada por el esfuerzo y me siento menos capaz para ello. Antes no sabía que me podía tropezar y volver a caer, ahora temo que me vuelva a ocurrir y me hunda nuevamente.

No me gusta nada verme así, me preocupa, se preocupan y desesperan los que están a mi alrededor, dicen que tengo que buscar en mí, que tengo que ser más condescendiente y cambiar algo, no se sabe el qué y no se sabe cómo. Me encuentro perdida, además de desesperanzada y llena de miedos, he perdido la referencia, conozco el destino pero no el camino a seguir, no tengo brújula, ni hoja de ruta, ni nadie puede hacer el camino conmigo.

Estoy sola en lo más oscuro, y no me veo capaz de salir de aquí.

Y no, no soy una asquerosa repelente que lloriquea por un suspenso, sino por no poner cierre, por no poderme despedir de este martirio que ha supuesto varios años de mi vida queriendo dejarlo, queriendo parar de hacer algo que no me gusta, pensando que al final me va a venir bien, buscando, en definitiva, un motivo cuando todo te falla para seguir adelante. Un "ss" en la otra me habría dado más igual, si lo pienso detenidamente, no me pesa tanto, pero quiero abandonar ya el barco, y los motivos de peso me siguen reteniendo en él. Es una carrera que me ha dado pocas satisfacciones más allá de las puramente amistosas, por haber tenido de compañeros a aquellos que son grandes, con los que me he sentido tan bien. Esos, justamente, a quienes he tenido que dejar en el camino, porque al final, la vida parece que nos va llevando por Dios sabe qué senderos a cada cual.

Y es un todo inseparable, frustración, orgullo herido, querer abandonar y no poder, desaliento por no sentir recompensa, abandono de Madrid, abandono de mis amigos, futuro incierto aquí, planteamiento poco o nada alentador de los meses de verano, sentimiento de soledad, miedo a estar más sola aún. Terror por sentir perdida mi antaño envidiable independencia, emocional, temporal, sentimental, que nunca económica. Parece que al buscar la económica voy camino de sacrificar las demás. Y no, no merece la pena, pero ¿hay algún remedio? Hay momentos en la vida que no son caminos de rosas, sino más bien de ortigas, pero es lo que toca en el camino.

No me gusto, no me encuentro cómoda en esta posición, y sin embargo la sensación de abandono propio y ajeno me hace el hueco cada vez más grande, como pidiéndome que me instale en un sitio donde no quiero estar, sin tener otro lugar donde recolocarme y sin saber cómo hacer para abandonar este lugar. Todo lo veo negro, veo un muro ante mí que se vuelca cada vez más, hasta que llegue a aprisionarme y me quede definitivamente atrapada para siempre ¿Cómo se sale de una habitación cerrada, a oscuras, sin puertas ni ventanas?

viernes, 13 de junio de 2008

San Antonio


Hoy es San Antonio. Todos conocemos al menos a una persona (frecuentemente hombre) que se llame así, y se merecen un tributo, aunque sea por lo salao del Santo que les da nombre. La plegaria para este Santo reza así (y nunca mejor dicho):

San Antonio bendito
mándame un noviecito.

Convenga o no convenga

¡pero que venga¡

Que vamos, que da igual el que venga en cuestión. Da lo mismo drogadicto, que calzonazos, que alcohólico, que vago, que ladrón. Tiene perejiles la cosa. Bueno, también puede interpretarse como que se deja a la intercesión (nunca confundir con intersección, por favor, que confundirlas es tan frecuente como leer garage en vez de garaje, que me duelen los ojos ya) del santo el que te mande, no nos vayamos a poner demasiado exigentes y la avaricia rompa el saco, que quien reza esto no está para tonterías. Pero sigue sin convencerme. Si no me fío del Vogue para comprarme una camiseta de algodón, ¿Cómo me voy a fiar de un novio por encargo y así, sin precisar características en los poderes para el Santo? (esto es deformación pofecioná) ¿Confiar en su infinita sabiduría? Aayy amigo… que los hombres han desarrollado una facultad inexplicable de metamorfosearse (será que son la generación de los Power Ranger), y al principio tós parecen buenos, pero luego son como la viejita del anuncio de Ono. Hay que hacer criba. Y San Antonio está demasiado ocupado para la criba, ésa ya la haces tú. Y no estamos como para perder el tiempo. Al menos, quien hace el encargo.

Es el Santo por excelencia para pedirle novio, aunque como decía la madre de una amiga: “Mejor pedidle a Santa Rita, que es la de las causas imposibles”. Y encima con la parroquia de Santa Rita al lado durante tres años, y no la pisamos ¿Qué quieres, yendo así por la vida, alma de cántaro andaluz? Y que lo que se da no se quita… aaay… qué gran mentira. Que se lo digan a los del Parlamento Europeo, que van a aprobar lo de las 65 horas semanales de trabajo, ahí, quitando de un plumazo los derechos adquiridos desde la Revolución Industrial. Ya veo a los niños en las minas otra vez. Pero que me voy del tema.

Es el patrón de solteras y casamenteras, dicen. Y no, no es que en un arrebato de igualdad, como el que le ha dado a la Ministra de Igualdad, miembra excelentísima del gobierno (¿¿ves?? El Word me acaba de subrayar en rojo esta palabra), en el santoral pongan solteras y casamenteras porque sean más las mujeres que los hombres, sino porque los hombres no tienen santo para eso. Jate tú… En Madrid antes tenían el viaducto, pero ése es para cuando te deja la novia, y lo han acristalado, así que ya ni eso. Urgente buscar un santo por ahí, de esos nuevos aunque sea, que con lo buenas personas que eran todos, seguro que no les importa echar una mano pa encontrar buenas mozas.

Luego está San Valentín. Y ése es el de los enamorados ¿Qué cuál es la diferencia entre San Antonio y San Valentín? Aparte de que el nombre de Antonio se presta a menos mofas que el otro, que a San Antonio se le manda el encargo, y cuando te lo trae, lo celebras con Valentín. Vamos, que el pobre es el gran olvidado, el currante, y el otro el que se lleva la fama ¡Si es que el mundo es mundo desde que se inventó y hay patrones y trabajadores hasta en el cielo! (como me pillen este post en el Vaticano, me queman por hereje).

Para los que no rezan o les da yuyu poner velas en casa (se ve que al de Padua, para pedirle algo, hay que encender una vela… en mi casa tienen un poco de rechazo al fuego, por eso del suelo de parquet), están los bares, las discotecas, los chats, los blogs (sí, hay blogs para eso. Matizo que éste NO es uno de ésos, más bien me dedico a proclamar mis neurosis, algo que hace que cualquier potencial enamorado me tache como opción a la segunda línea de cualquier post) los Speed Dating, agencias, y comunidades web. Seguramente haya más cosas, pero ni las conozco, ni he practicado todas las que menciono aquí. Igual es que San Antonio se ha modernizado, quién sabe, y nos manda todas estas herramientas y nosotros sin saberlo!!

Total, que como yo no era de rezar, pues yo no pedí nunca nada, y rrreeeesulta ser queee me trajeron un paquetillo con un lazo, más bonico que na… ¡con un (San) Antonio dentro! Más santo que el mismo Santo, a veces, y eso que no le conozco (al Santo oficial) pero dudo que en mis “momentos estelares” me aguantara las cosas que me aguanta el mío. Y para él va hoy este post, que nunca le digo nada por aquí (y voy a seguir sin hacerlo, que mi exhibicionismo no llega a esos niveles). Igual por no pedir demasiado les caí bien y me mandaron lo mejorcito.

Feliz día, ANTONIOs del mundo.

martes, 10 de junio de 2008

Estamos de obras


He vuelto a la cueva (cara de asco). Sólo que además... además... ademáaaaaaaaaas...

...Hay obras

Sí, no sé si ha sido el tuerto que me ha mirado, el karma, o qué misterio de la naturaleza, el que hace que, igual que el año pasado, haya obras en mi bloque. Pero en distinto bloque. Será que los arreglos, chapuzas y alicatados, como los caracoles, salen al buen tiempo. Ni mis leales aliados, los tapones para los oídos, me valen con esto. Por ahora estoy intentando pasar sin el chute, pero conforme escribo esto, los martillazos aumentan de intensidad. Creo que es cuestión de que termine de escribir el post ¡¡Aayyyyyyy!! ¿Por qué, por qué, por queeee?

Queda una semana, sólo una, para bien o para mal. Y se terminó. No me hace ilusión pensar en el después, en lo que voy a hacer, no quiero hacer planes y que me entre prisa por acabar, no quiero agobiarme con nada. Sólo pensar que es una semana y se terminó, ni siquiera pensar si será para siempre o no. En nada. Solamente trabajar y trabajar, no dispersar la mente, concentrarme en una idea nada más.

Ni siquiera quiero escribir posts sobre temas diferentes, porque al escribir centro mi atención en el tema sobre el que hablo, normalmente motivado tras una reflexión de la que quiero dejar constancia. Es decir, pienso en ese asunto antes, durante y después del post. Y como no quiero pensar, mejor dejar la mente sólo para Métodos ahora, y para Internacional después, cero temas, cero distracciones, cero reflexiones. Nada.

A todo esto, los martillazos y la radial no ayudan para nada, pero bueno, para eso tengo los tapones y la otra pequeña ayuda. Para qué agobiarme con eso si no lo puedo cambiar. Aunque ahora que pienso, no se me ocurre mejor título, y el encontrarme una obra al volver de casa parece una metáfora de mí misma. Ahora, en la fase más pesada y molesta de la reforma, en el comienzo, en el derrumbe para comenzar a construir algo nuevo y mejor sobre la base que queda, siendo el mismo sitio, la misma persona, el mismo edificio.

Quiero estar mejor por encima de todo, quiero salir de aquí, que cualquier contrariedad no provoque la avalancha, la catarata por la que me precipito a toda velocidad, que normalmente acaba en nervios incontrolados, dolores musculares y lágrimas. Eso es lo más importante ahora. Quiero mucha tranquilidad, ninguna preocupación, ningún quehacer y menos aún, responsabilidad alguna. Quiero redecorar mi vida, cambiarlo todo. Me encuentro perdida y sin saber no sólo cuál es el camino de vuelta, sino a dónde he de volver. Si quiero ser como era antes, se me dijo que lo mejor es recordar el mejor momento, cuando más satisfecha estaba con mi vida y a partir de ahí, intentar recuperar aspectos que me hicieran sentir bien, costumbres y lugares que fueran parte de ese todo que contribuía a que yo fuese la persona que era. Pero hay un problema, que es el que no sé cuál es ése momento. No me consigo recordar bien, no sé cuáles eran mis costumbres, mis deseos o mis gustos. Además de un serio problema de ansiedad, creo que tengo una crisis de identidad, no sé si es parte del pack, que viene de regalo con lo primero, o que de casualidad se han unido y al sumarse han hecho un todo más grande. No sé cómo salir, no sé quién me puede ayudar, no sé cómo ayudarme yo ni a quién recurrir, a quién preguntar que me pueda decir,

Quizá unos días de tranquilidad y reflexión me vengan bien, buscarme actividades que no dejen permamentemente libre a la cabeza para que piense demasiado, pero lo suficientemente relajadas como para poder ir meditando a mi ritmo. Por ahora hay una buena canción que me da esa idea de lucha que necesito para salir, porque de lo poco que tengo claro, es que lo que sea lo tengo que hacer yo, y que acomodándome en la pena nunca voy a mejorar. Cualquier arranque es duro, pero seguramente cuando ponga velocidad de crucero, como se suele decir, la máquina ya me lleve sola.

lunes, 9 de junio de 2008

Es lo que hay


Y ná, aquí estoy otra vez. Esta fase de entradas la podría llamar CRÓNICA DE UNA ANSIEDAD ANUNCIADA, emulando a mi admirado García Márquez. Era algo que se veía venir, lo veía venir desde hace mucho, algo que se ha ido cocinando a fuego lento, y como salen las cosas a fuego lento, está bien calaíco por dentro, como dice mi madre. Los últimos días han sido de estallido total y ahora, de nuevo, a chutarme.

Seguro que a partir de ahora todo va a mejor, seguro que al final hay final feliz, porque voy a hacer todo lo que esté en mi mano, para que no me quede ni un resquicio de culpabilidad, por sentir que lo di todo, porque sé que puedo, porque ya lo he hecho muchas veces. Que no queda nada, ése es el lema a grabarme ahora. Cuando se toca fondo ya sólo queda ir hacia arriba, y ése ha de ser el objetivo ahora, no permanecer en el fondo. Cuando ya todo se pase de verdad, ya reflexionaré. El médico básicamente me ha dicho lo que escribí en el post de ayer, así que al menos no voy tan desencaminada. Entonces ya me tocará buscar mi sistema, buscar una idea, algo que me ayude, algún método para relajarme, que no sean los fármacos. Estoy deseando volver a ser quien era, volver a ser fuerte y positiva, porque lo he sido, aunque casi ya ni me acuerde, volver a tener aficiones, intereses y planes diferentes, volver a ponerme mi famosa sonrisa a todas horas, que se me está quedando la cara como la de Nicole Kidman (por la inmovilidad en la boca causada por el bótox, no por los ojos azules rasgados fantásticos que tiene la jodía).

El caso es que creo que son cuestiones de fondo que están amenazando con convertirse en parte de mi personalidad, es como un cáncer que se agarra a los tejidos que tiene alrededor y los contamina. Y quiero echarlo todo fuera, extirpar, arrancarlo de cuajo. Para todo eso habrá tiempo. Primero tengo que pasar lo que queda, hacer el sprint final como mejor se pueda, y no quedarme como esos atletas que tras hacer los y pico de kilómetros de maratón, cuando les quedan 5 metros para la meta, se quedan tirados en el suelo sin poder ni abrir los ojos. Eso no. Mejor no pensarlo en la medida de lo posible, evitar la idea de que tengo este problema, y ya vendrán tiempos mejores.

Porque I do know que vendrán tiempos mejores. Y dentro de poco.

domingo, 8 de junio de 2008

Laissez faire, laissez passer


Esta mañana me he despertado con mucha determinación, pero la determinación se ha quedado durmiendo conmigo una hora más. Al final, la hora de siempre, y es que algo más de 5 horas no es suficiente para el cuerpo. De nuevo estoy, a la hora de siempre, un poco enfadada conmigo, pero ya bastante resignada. Realmente, esa hora más que me he quedado en la cama no he podido dormir porque hay un perrito pequeño de no sé qué vecino que aúlla sin parar. Lleva desde las 7 de la maña aullando, y son casi las 10. Podría ser peor si ladrase, pero sigue siendo molesto.

En fin, de nuevo con mi estado de ánimo cascarrabias general me he levantado a desayunar y aquí estoy, en mi trono habitual. Esta mañana supongo que cogeré Internacional por última vez hasta que tenga el examen de Métodos; sigue pareciéndome que 4 días son una ridiculez para estudiarme ESO, pero es lo que hay y punto. Eso sí, tengo que aprovechar el tiempo hoy al máximo, y éste cuartelillo escribiendo el blog es el único que me voy a dar hoy. Las horas están contadas, y cada una de ellas es fundamental para terminar con éxito, de una vez por todas. Es lo que más me importa ahora, lo que más necesito. Luego ya veremos qué pasa, ya habrá tiempo de pensar en otras necesidades, en todo lo demás que tengo abandonado. Ahora solamente lo que tengo inmediatamente por delante.

Ayer hablaba con una amiga, y las dos coincidíamos en pensar que los exámenes van a llegar, se van a hacer, y van a terminarse lo mismo con nervios que sin ellos (aunque lo mío, más que nervios, deba ser calificado de Pánico), así que mejor aplicar la filosofía Take It Easy. Y también coincidíamos en que es mucho más fácil decirlo que hacerlo, como todo en esta vida. Supongo que cuanto más lo piense, más consciente seré de la ansiedad y más difícil será por tanto, abandonarla y olvidarse de ella, por tanto, a veces intentar poner remedio a las situaciones es contraproducente (como muy bien sé). El asunto es distinguir cuándo hay que bordear el problema y cuándo hay que atacarlo de frente.

That's the point, baby.

Por ahora voy a ordenar la superficie plana que se extiende ante mí, portadora de montones de ropa, bolígrafos, periódicos, y toda clase de material de papelería sin orden ni concierto alguno (anteriormente conocida como Mi Mesa), y a comerme el libro de Internacional, se me indigeste o no.

sábado, 7 de junio de 2008

¿Y yo aprovechaba el tiempo?

¿Yo dónde coño (sin perdón) me he metido durante todo el cuatrimestre? ¿Qué he hecho con el tiempo para estudiar Métodos de Decisión y Derecho Internacional Privado? Tía, en serio, ¿dónde has estado metida? Porque me vienen a la cabeza un par de días tomando el sol en el césped del aulario, sí, un par en la cafetería y dos o tres semanas de entrevistas por la mañana y por la tarde. Pero... ¿a dónde fue el resto del tiempo? Como decía la canción de Sabina: "¿Quién se ha llevado el mes de abril?" Y yo añado ¿Y el de mayo?.

Leo entradas de blog atrasadas y cuento agobiada "O sea, no me he levantado hasta las 8 de la mañana, qué pérdida de tiempo, te lo juro, ains". Cómo me odio ¿Cómo puedo ser tan repipi? Si ahora el día que a las 10 estoy sentada con el libro, son todo palmitas y albricias. Madreeeeeeeee... ¿Quién soy yo y qué he hecho con la anterior versión de mí? Sí, la repipi, ésa que me gustaría ser ahora para no tocarme la flor a todas horas mientras contemplo con angustia cómo pasa el tiempo. Pues haz algo, pedazo de vaga.

Sí, un par de guantazos me daba yo, que parece que estoy haciendo el ganso cuando me tendría que estar bebiendo el libro por los sesos.

Cuenta atrás

Cuando abrí el blog lo hice con la intención de plasmar las ideas que se me iban pasando por la cabeza mientras estaba estudiando, ya que como bien se sabe, el pensar llama a pensar, y cuando te pasas muchas horas haciendo una actividad monótona e intelectual, la cabeza como que se entrena, se encsancha y hace hueco para ideas de todo tipo. Además me servía para hacer ejercicios de reflexión sobre cómo iba llevando el ritmo, algún modo de auto-convicción sobre lo que hacía, y una forma de pararme a pensar en lo que ha venido siendo "mi trabajo" durante tantos años. Así, no lo hacía de manera autómata, ya que me paraba a pensar de manera casi diaria en ello y en mí, algo que quizá de otra manera no haría.

Pues bien, podría estar a 11 días de dejar de ser lo que titula este blog, Estudiante. Y quizá de dejar de serlo para siempre. El 17 de junio, martes, tengo el que podría ser el último examen de la carrera, y por tanto debería tener puesta la directa, ir a por todas, estar dejándome los ojos, los codos, y lo que hiciera falta para ir a por todas.

Pero no. Y no sé por qué. Me falta motivación, ímpetu ánimo ¿Dónde ha quedado mi ritmo de antes? ¿Dónde están las ganas, la energía, la positividad? Podría decir que las busco y no las encuentro, pero tampoco las busco. Desde hace tiempo, mi blog es un cajón de desánimo, de tristeza, de melancolía, de angustia recogida que no muestra nada bueno de quien lo escribe. No hace sino mostrar el estado de ánimo de quien lo escribe, como ha hecho todo el tiempo desde su inicio, y precisamente por ello es una serie de fotografías del mismo estado, con diferentes iluminaciones, a distintinta hora y distinta temperatura, pero siempre lo mismo.

Espero que sea todo pasajero, que no sea más que la representación de lo que dice la frase de la semana. Espero que todo salga bien, que no haya contratiempo, tener final feliz. Espero encontrar la alegría, la ilusión y la fuerza para estos días, aunque no sepa dónde encontrarla, a dónde agarrarme y buscar, y me hace mucha falta. En realidad me hace mucha falta todo lo que dice este párrafo...

viernes, 6 de junio de 2008

Por todas las Biliotecas que no han sido la mía



Llevo varios días estudiando en la biblioteca de una ETSI de una universidad distinta a la mía. En una ciudad… que es la mía pero no es la mía. He vuelto a ¿casa? unos días a estudiar, mientras no tengo exámenes, me hacía falta salir de la cueva sin luz del monstruo que grita. Y caramba, me he sorprendido al ver la cantidad de gente que conozco en esa Escuela. He visto caras de gente de la que ni me acordaba que existían, y otras muchas que en pocos días se me han hecho familiares.

Es algo en lo que nunca me había parado a pensar: para uno, la gente no existe hasta que no la ves, hasta que no la conoces, hasta que no forma parte de tu vida de alguna manera. Es como si nacieran en ese momento. Cuando sale gente en los telediarios, ilustrando noticias de estudios sociológicos y ponen esos planos de Calle Preciados (no sé por qué, siempre es ésa, es algo que me gustaría que me explicasen alguna vez) de personas caminando deprisa, paseando o fumando, me parecen simples figurantes, actores para el momento. Pero esas personas tienen una historia detrás, un colegio a que fueron, unos amigos, unas ilusiones, algún fracaso, quizá alguna medalla de un campamento, un primer amor, un grupo de música favorito, un hobby… Y en la biblioteca, cuando veo a tanta gente sentada en fila, quietos, mirando a la mesa, me da vértigo visualizar la cantidad de vidas que hay ahí expuestas.

Es una rallada de campeonato, pero podríamos titular a la semana como La Semana de las Ralladas”. Estudiar en esa biblioteca me ha llevado a más reflexiones. No he podido evitar imaginarme cómo habría sido mi vida si no me hubiese ido de aquí para estudiar a otra parte ¿Quiénes habrían sido mis amigos? ¿En qué curso estaría? No sé cómo sería mi día a día, acudir a diario al campus, conocer ese barrio, que esos lugares me fuesen familiares. Ojala se pudiese dar marcha atrás, poner el reloj en junio de 2002 y repetir la experiencia, pero en una carrera y una universidad diferentes. Sin borrar lo vivido, de lo que no me arrepiento lo más mínimo, lo he disfrutado y exprimido al máximo, pero ¿cómo saber que lo que se ha hecho ha sido lo mejor? En la vida hay ciertas experiencias que no se pueden comparar, simplemente porque no se pueden vivir dos veces. Hay decisiones que cambian tanto tu Historia…

No sé cómo sería mi vida, evidentemente, supongo que estaría contenta, pero con la duda de qué habría sido de mí de haber salido de aquí (eso lo sé por descontado, porque el carácter de uno es el carácter de uno, y lo de dudar de todo es genuino). No estoy segura de qué habría estudiado, dudé hasta de qué bachillerato estudiar. Ayer dije una frase en voz alta: “Yo tendría que haber estudiado esto” refiriéndome a que conocía a muchas personas de la Escuela sin saberlo, pero automáticamente pensé “¿Y si lo hubiese hecho de verdad?” ¿Habría podido? Y sobre todo, ¿Habría sido más feliz? Creo que habría sido divertido tener esa biblioteca, sentir ese edificio como propio, como la persona que me acompañaba, sentirme como en casa por esas aceras. Supongo que es nostalgia por lo que se termina, nostalgia de años en los que en esta ciudad me sentía como en casa, nostalgia anticipada por lo que voy a dejar cuando regrese definitivamente, por ese otro campus que sí que siento como propio y que pocas veces más volveré a pisar. Esta adolescencia postergada, este momento de pasar al otro lado, el de abandonar lo que he conocido hasta ahora para pasar a la parte B de la vida, que hace que quiera traspasar la barrera mientras me agarro con desesperación a un pasado, a un montón de arena que se escapa entre los dedos más aprisa cuanto más lo aprieto. Me introduzco en un tornado de sentimientos, de emociones, recuerdos y deseos que me tienen confundida y desorientada. No sé muy bien de dónde vengo, ya que me planteo hasta lo que ya no se puede cambiar, y sé a dónde voy, pero no tengo demasiado claro cuándo comienza el viaje. Hasta entonces, esperaré sentada, haciendo lo que siempre he hecho.

lunes, 2 de junio de 2008

Un día más de tantos


Nunca he sabido funcionar bajo presión. Tampoco sé funcionar sin presión. Por eso, cuando no tengo la presión de una fecha inminente de un examen, acostumbro a ponerme objetivos y así "autopresionarme", graduando la intensidad según mis necesidades y las del tiempo.

Sin embargo, esta vez se me ha ido la mano. He graduado mal, no he presionado suficiente cuando era necesario, y me he pasado cuando no debía apretar las tuercas. Como consecuencia, ahora, además de desquiciada, estoy al borde de la catástrofe. Y por catátrofe entendemos suspender, y por suspender entendemos perder EL trabajo. Todo ello lleva a que la vida me pida un break, una pausa, un kit kat, un retiro espiritual, un monasterio o gritar Jerónimo mientras me descuelgo en tirolina. Yo que sé. Un algo.

¿La solución cuál es? No hay duda alguna: no parar ¿Y qué hago? Perder el tiempo ¿Y por qué lo hago? Pues eso, que además de estar desquiciada, lo que hace que me comporte de modo incoherente, he perdido el control sobre mi barómetro. Vamos, lo que en cristiano significa que tengo miedo de volverme loca perdía. De amargarme de forma permanente, de perder los nervios para siempre. Yo pediría un par de milagritos, si pudiera ser...

Me aburre mi vida, me aburro de mi, me aburro hasta yo, no me interesa nada más, sólo tengo un objetivo, lo quiero y lo quiero ya, y eso no puede ser. Pero se ha colmado mi paciencia, ya es mucho tiempo al 100%. Se dice que cualquier momento es bueno para ser feliz, que no se pongan las esperanzas en lo que está por venir, que el presente es lo mejor. Pero permíteme que no me lo crea, permíteme tener esperanza en que lo mejor está por venir, que se puede estar mejor de lo que estoy ahora.