lunes, 28 de mayo de 2007

¿Y yo qué te digo?

Ayer pasé inesparadamente un rato con una amiga de las de toda la vida. Una amiga de ésas a las que has visto renovar todos los dientes de leche, pasar de los muñecos a la SuperPop, estar castigada por escaparse para salir de noche y curar cicatrices de las de fuera y de las de dentro. Termina la carrera y se va a hacer un máster a San Francisco, con expectativas de quedarse allí por una muy larga temporada. Estudia en la misma ciudad que yo y está en fase de despedidas, que aunque le alegra pasar de fase, siempre son momentos complicados. Qué difícil es despedirse.

Cómo hacerse a la idea de que hay personas que ahora componen tu mundo a las que no volverás a ver más. Me di cuenta de que hay un amigo ex-algo al que hoy va a ser el último día que le vea, a no ser que carambolas raras de la vida nos hagan pasar por el mismo lugar del mundo alguna vez dentro de mucho tiempo... no sé si decirle algo, pero realmente no asumo que no vaya a verle más, hoy, un día tan normal.

Nunca he asumido como cierto el que tengamos que decirnos las verdades sin paños calientes. En esos realities los concursantes, cuando mentan a la madre que parió al resto de sus compañeros, entienden absolutamente justificable su aportación al saber mundial a través de la frase "sí, pero al menos yo te lo digo a la cara, porque yo todo lo digo a la cara, porque soy muy sincero/a..." etc (amplias modalidades)... y no lo comparto ni comprendo. No hago apología de la hipocresía, pero el mundo sería un lugar mucho más pacífico si fuésemos más tolerantes y humildes, todos tenemos ánimo de juzgar a los demás sin que nadie nos haya dado el papel de juez.

Sin embargo también es cierto que en momentos como el de ahora siento que me he dejado muchas cosas en el tintero. Se me agolpan las ideas de lo que le diría a este chico, quizá ninguna más importante que otra, pero sí que hay cosas que me gustaría que supiese... y todo de golpe no tiene demasiado sentido que se lo dijese ahora. Él es un ejemplo que me recuerda que parece que la vida va a ser siempre igual, y que hay muchas personas importantes en el día a día que son muy importantes para mí, y querría decírselo. De todos modos me cuesta asumir todo esto, que no vaya a verle más, que es fase de transición y que hay personas a las que tengo que disfrutar todo lo que pueda, no sólo por haber recordado que todos vamos y venimos, sino porque ayuda a sacarle más jugo a los días.

(Vaya diítas que llevo de reflexión...¿será la campaña electoral? A ver si ahora que ha terminado me pongo un poquito más frívola otra vez)

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