martes, 29 de mayo de 2007

Si tuviera una bola de cristal...



Hoy me voy a solicitar una pequeña beca que da la Comunidad Autónoma a todos los estudiantes Erasmus. Es irrisoria, pero si me permite vivir una semana en Londres, bienvenida será. Así me doy un paseíto y hago un camino diferente al que va desde mi casa hasta la facultad, veo tiendas, gente de edades no comprendidas entre los 18 y 25 años...


Hacer esto es como un pasito más para irme. No es que si no me la concedan no me vaya, pero es poner, durante un par de horas, la mente en el viaje, en el próximo curso... en algo que no sea el siguiente examen, los apuntes y las tensiones que se generan entre los compañeros por estas fechas. Me preguntaron ayer que si no me daba pena irme. Ninguna. ¿Por qué me va a dar pena? Si me dicen ahora que no me voy, me da algo! Todos los planes a medio plazo en mi vida están hechos desde la idea de esos 5 meses allí, y no se me ocurre planteamiento mejor. Creo que también hace bastante el que al haberme hecho a la idea y saber que me queda poco de continuar viviendo tal y como ahora, porque a veces se me hace larga la espera y me sacan un poco de quicio cosas que antes no lo hacían.Sea como sea, necesito un reseteo.


Qué miedo me da el después. A los compañeros (chicos) de clase les están saliendo oportunidades tremendas de trabajo, a un año -o más, algunos- de terminar: desde el que se va a Hong Kong, otro a Zurich, dos en uno de los despachos más importantes que puede haber, otro a Viena... en cambio, entre las chicas -increíblemente válidas y formandas muchas de ellas- que han pedido prácticas, las más afortunadas se cuentan las que van a estar en sucursales de cajas de ahorros o en Carrefour servicios financieros. El salto es bestial. Hablaba con una amiga que opinaba que la ley de igualdad era un gran error, que el problema del veto invisible a las mujeres en las cúpulas directivas estaba salvándose por sí solo, y que los hijos de nuestra generación ya no vivirían esa situación. Bien, yo no creo que establecer por ley el porcentaje de personas de cada sexo sea la medida más adecuada para solucionar un problema de raíz sociológica, pero sí es objetivamente cierto que algo hay que hacer. Un grupo con la misma formación, de la misma Universidad: un chico a Zurich y una chica a Carrefour. ¿Simplista? Quizá. Pero cruda realidad.

No hay comentarios: