miércoles, 19 de septiembre de 2007

¿De qué harías tu kit de supervivencia?



Hoy todo está a flor de piel. Es el último día que me puedo permitir de estar así en mucho tiempo. Mañana será un día de locura, con todo lo que tengo que hacer, y el viernes no lo quiero imaginar. La lista de cosas pendientes ha crecido exponencialmente y no tengo tiempo ni ganas de hacerlas.


Anoche tuve mi momento cañas con Irene, debería haber sido algo más salvaje que un par de cervezas con limón con tapa en la Cruz Blanca, pero Bankinter es así de tirano que no deja que sus becariosdemierda falten por emborracharse en despedidas de amigos. ¿Qué es una despedida sin ese momento de "yo, tía, ejque yo contigo a muelte, que lo shepash, que ereshuna tia de puta madre, tronga, que te voy a echar de menooosh... pero increíble, tía, te lo juro"?





Pero no importa: me hizo entrega de mi Kit de Supervivencia en Inglaterra, un conjunto de paquetitos en los que en cada había una tarjeta que indicaba su utilidad. Se compone de:


- Las palabras que no te pueden faltar: tres clips de sobremesa con un corazón en los que en cada uno pone respectivamente love, smile y kiss (es cursi, pero tiene su gracia).

- Para las smile y los kiss: un gloss

-Para los días de lluvia (que no tristes): un paraguas. "Sé que llevarás uno, pero como sé que lo vas a perder..."

-Help!: una caja con muchos botes pequeños de gel -apreciar la similitud fonética entre ambas palabras... esta Irene, que tiene una chispa...- de distintos aromas.


Lo que me reí abriéndolo... cómo voy a vivir sin comentar la vida con ella? Mi amiga, mi compañera de piso, mi compañera de clase, mi psicóloga, la que me pone las pilas, mi consejera y mi almohadón para ahogar los gritos. Con la que comento la jugada a la mañana siguiente : "tía es más monooooooo" o bien "tienes que dejar de vomitar ya... como a las cinco no hayas parado, te llevo a urgencias". A veces nos entran ganas de ahogarnos, pero un balance de cero discusiones en tres años de convivencia diaria las 24 horas del día es un buen resultado.


Sobre todo me ha encantado porque estos son sus gestos. Ella no es de besos, ni achuchones. Si estás triste no te abraza, sino que se sienta y te hace hablar hasta que descargas. Ella no te manda mil sms ni mails en vacaciones, ni llama por teléfono. Pero cuando nos vemos otra vez puede no hacer nada en un día que no sea hablar y escuchar, ponerse al día, reírnos y que se nos pase el tiempo tiradas en el suelo del pasillo. Ese pasillo que ha vivido desde desfiles de moda hasta carreras de sillas de estudio. Me gusta más un regalo de los llamados "sentimentales", aunque sea un pin, pero un pin con algún sentido, que un alarde de poderío económico. Somos muy, muy diferentes, pero yo me siento cómoda con su carácter, y seguramente sea recíproco.


También pienso que estoy haciendo más montaña de lo que es en realidad del hecho de irme, al fin y al cabo no es nada de tiempo, y se pasa más rápido aún. Pero se ha juntado con el final del camino y con el cambio de casa y creo que después de esto nada volverá a ser igual. Por eso le doy tanta importancia al día de hoy, que es el último de lo que he conocido hasta ahora.


¿Y si es para mejor?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro que será para mejor. Me ha encantado tu post. Algo parecido sentí yo el día que marché de Erasmus. Nada ya volverá a ser igual. Al menos dentro de tí.

Aunque no sea nada de tiempo, luego lo recordarás como una vida paralela, como una eternidad.

Mucha suerte en tu nueva vida pasajera.

Vic dijo...

Muchas gracias! Todo está en la cabeza, espero que poniéndole ganas sea así ¿Tanto cambia la experiencia?

¿Dónde estuviste tú?

Anónimo dijo...

Yo estuve por Holanda (que no hablando holandés je, je...). Cambia mucho, aunque no te lo propongas... abre bien los ojos y disfruta mucho... Un abrazo... te linkeo ;)