domingo, 16 de septiembre de 2007

Dudas


Hoy me siento pesada. Hoy en vez de andar, me arrastro por el suelo. Me cuesta trabajo cualquier movimiento, levantar un brazo, subir un escalón, mantener arriba la barbilla. Los hombros me caen, como si llevara lastre colgando de ellos, como queriéndome atar al suelo. Parece que de los tobillos llevo cadenas como las de los fantasmas, y la espalda la encorvo y me duele como durante exámenes. Es como si cargara con una losa.


No me siento bien así, pero lo cierto es que es el estado físico que más se corresponde con mi estado mental. Hay algo en el ambiente que hece que ahora en el último momento me quiera echar atrás, que me quiera quedar aquí. No estoy segura de haber hecho bien, y constantemente planea por mi mente la idea de que lo más fácil sería tener un año como todos los demás, volver a mi piso, con mis compañeras, con mis amigos de clase, dar un paso más dentro de la rutina que va ya para seis años -que se dice pronto-. A todo aquél que le planteo mis dudas me responde siempre lo mismo: "pero si ya verás qué bien lo pasas, es normal que ahora tengas dudas, pero son tonterías". Eso ya lo sé yo, así que creo que no lo diré más veces en voz alta. Para esto tengo el blog.


Es que yo no tengo necesidad de pasármelo bien, eso ya lo hago. Cuando solicité la beca lo hice por recuperar ese plus con el que yo contaba antaño, que era el dominar idiomas, y concretamente el inglés, a un nivel prácticamente bilingüe. Pero claro, con la neura de estudiar dos carreras y llevarlas al día, con mi atacamiento particular, eso no era compatible con seguir estudiando nada más, y por nada más se incluían el inglés, el francés y el alemán, que de inmediato fueron abandonados en el cajón más oscuro y polvoriento de mi memoria. Pero un buen día comencé a tener vértigo por ver el final de la carrera cerca y darme cuenta de la de tiempo que había perdido, y cómo en ese tiempo la gente de mi alrededor se había puesto las pilas lingüísticamente hablando. Decidí retomar el alemán, y fue cuando comencé a barruntar la idea de irme a Alemania. Pero he aquí que lo tenía más olvidado de lo que yo pensaba, y por un gran número de circunstancias, aquello me requería más esfuerzo del que yo le podía dedicar en ese momento, y puse el freno a la carrera Erasmus.


Poco a poco esas circunstancias se disiparon y decidí comenzar por lo más fácil: el inglés. Pensé que podría volver a tener un buen nivel si me iba varios meses a Reino Unido... y aquí comenzó de verdad toda la carrera de acontecimientos que se sucedieron después.


Ahora estoy con la maleta a medio hacer encima de la mesa y a cinco días de coger un vuelo a Londres. A veces tengo unas ganas inaguantables, y a veces las inaguantables son las ganas de quedarme. Prefiero no pensarlo demasiado y "dejar que fluya", como vengo haciendo ya casi un año.

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