martes, 5 de agosto de 2008

Lo de menos es que se llame o no Crisis

Abril 2007 informe económico del presidente del gobierno:
“Tenemos muchas luces verdes. Y muchas de ellas con la intensidad y la energía suficiente para iluminar un largo tramo del futuro. Este paisaje tan positivo que dibuja el futuro de nuestra economía es fundamentalmente fruto de la madurez que ha alcanzado la sociedad española”.

En el debate económico, Solbes acusó a Pizarro de “catastrofista”, de "pesimista” y de “poco patriótico”. Sin embargo, un mes después, en abril de 2008: informe económico del presidente del gobierno:
“Tanto la coyuntura internacional como los datos económicos más recientes permiten anticipar que el ajuste de la economía española va a seguir en los próximos meses con un crecimiento a final de año por debajo del 2%”
Y no sólo esto, sino que el 24 de junio, Solbes aseguraba que 2009 sería aún peor que 2008 (pero Pizarro era catastrofista).

¿Medidas? Congelar salarios de altos cargos, reducir drásticamente la oferta de empleo público. Según la Vicepresidenta, con la medida de los 400 euros repartidos por igual a todos los españoles sin distinción (igual para Ana Patricia Botín que para la cajera del Lidl, insisto, medida útil y socialista donde las haya) han agotado prácticamente la totalidad del paquete de recursos para afrontar la desaceleración acelerada.

Es decir, congelar salarios, reducir puestos de trabajo de calidad. Pero el Ministro de Trabajo asegura que el paro va a alcanzar el 11%, e instan a todos a arrimar el hombro. Que digo yo, ¿Qué significa “arrimar el hombro”? No creo que empujando entre todos una viga mejore la situación. ¿“Arrimar el hombro” significa no crear/destruir puestos de trabajo? ¿Reducir los salarios? Pero si en su programa electoral incluían elevar el salario mínimo… ¿O es que el Gobierno no ha de arrimar el hombro? Eso a quién corresponde, a los cada vez más empresarios que han de presentar suspensión de pagos? O a lo mejor es que arrimar el hombro consiste en que aquellos que han creado un negocio de éxito, como Amancio Ortega, deban salir a la calle como Joker en la escena de Batman, lanzando billetes durante un desfile. O mejor no, que lo hagan los electricistas y los albañiles que nos han cobrado sus servicios a precio de platino durante estos años… sí, sí, los mismos que ahora dicen que el dinero público, es decir, el que aportamos todos, debe materializarse en forma de ayudas para que ellos salgan del paso.

También he escuchado muchas opiniones que se lamentan de que con los resultados tan negativos que se arrojan, los bancos estén teniendo beneficios históricos. Pues bien, al respecto, SÓLO una semana después de las elecciones, (qué curioso) se conoce que en la reforma de la Ley Hipotecaria que maneja el Gobierno se recoge la posibilidad de que los bancos puedan obligar a sus clientes a hipotecar otros bienes en el caso de que el precio de la vivienda sobre la que tienen el préstamo cayese un 20% por debajo del precio de la hipoteca. Según Organizaciones de Consumidores y Usuarios, un “verdadero atropello”, por significar, además, permitir la modificación unilateral de un contrato entre cliente y banco. Igual esto sí es arrimar el hombro y una medida de protección a los trabajadores, su principal colectivo a proteger, como no se cansan de repetir en todos los telediarios.

Hay ciudadanos que indican que no se debería haber permitido que la economía de un país se sustentase casi en exclusiva en la construcción, que las leyes deberían haberlo previsto, que no debería haberse dejado que las inversiones de los ciudadanos y las empresas cayeran en la inconsciencia de reposar en un único sector. Pero el Presidente del Gobierno se jactaba en abril del año pasado de la “madurez de la sociedad española”, como fuente básica del crecimiento económico experimentado.

En marzo, quienes alertaban de todo esto, eran “pesimistas, y con pesimismo no se gobierna”.

El gobierno de un país no es cuestión de palabrería, ni de labia, encanto personal o dar bien en cámara. No es tener cara de muñeco diabólico o de pronunciar raro las eses.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mira que yo caigo pa la izquierda, pero llevas razón, nos la han metido un poco... ¿doblada? Ni crisis ni problemas ni nada de nada pero resullllta que no es como nos lo pintaban. También estoy de acuerdo en lo de los albañiles,electricistas y demás profesiones relacionadas con la construcción. En estos últimos años buscar a alguno para una reforma era casi pedir un favor y un esfuerzo grandísimo por los elevados salarios que cobraban. Ellos se metieron en el mundo de la oferta y la demanda, aprovecharon las vacas gordas y ahora en las vacas flacas piden ayuda. Y digo yo, ¿no ahorraron nada? Los gobiernos tienen culpa, mucha, pero los ciudadanos tenemos que ser responsables y vivir la realidad tal y como es. No se puede culpar al estado cuando las cosas van mal cuando te has aprovechado de una manera descarada y sin piedad de ese mismo estado cuando las cosas van bien.
Por cierto, otro tema muy bonito, los autónomos. Todos están agobiados, parece que solo ellos trabajan, eso si, de la economía sumergida no hablan nunca...

Resmiendo: este gobierno no va ni pa´lante ni pa´trás, no sabe qué hacer y lo que hace no sirve para mucho. Crisis a nivel mundial, también, eso lo agrava todo, desde luego, y es un lastre incontrolable.