jueves, 28 de agosto de 2008

Especies de Biblioteca Temporada verano/otoño


Hay un fenómeno curioso, sobre el que tenía muchas ganas de hablar, que es el de los modelitos en la biblioteca. A ver, uno a la biblioteca va a estudiar… sí, también socializa, se encuentra con gente… pero básicamente va a estudiar. De lo contrario, nos quedaríamos todos en una cafetería y no cargaríamos con los libros, los códigos, los post-its, la calculadora, los rotuladores, el atril (hay gente pa tó) los tapones para los oídos (sí, ¿qué pasa? Cuando los pruebes un día de desconcentración me cuentas), los folios en sucio, la libreta, los apuntes, los exámenes de otros años… ¡que pesa un quintal! En fin, quedamos que el objetivo primordial es estudiar. Mira, yo no sé lo demás, igual es que una es una tiquismiquis, pero yo para estudiar, como en pijama o chándal, nada. Bueno, en la biblioteca eso es difícil, porque hay una imagen que mantener, pero es que no me explico esos modelitos que impiden la concentración, amíquenomecuentenmilongas.

Tenemos el modelo “Rambo”, es decir: cinta ancha a modo de venda de la frente, toda por encima del pelo, así aplastándolo, atada entre la coronilla y la nuca, preferiblemente de colores llamativos y colgando por delante del cuerpo el resto de la cinta. (superfresquito para el verano)

Tenemos el modelo “minifalda”: justo debajo del trasero a ser posible, combinada con botas cowboy. Es posible encontrarles cerca de una Rambo. A veces son la misma (para compensar el calor de la frente con el aire acondicionado por las piernas). Se les reconoce por el sarpullido en la parte de detrás del muslo, porque se les roza toda superficie de asiento.

Tenemos el modelo “Tacones”: aún no sé cómo nadie los ha prohibido en las bibliotecas. Tenía que estar tan prohibido como hablar por móvil… o incluso más.

Tenemos los diversos modelos “Complementos” A ver, los pendientes grandes se enredan en el pelo, hacen ruido en la oreja cada vez que mueves la cabeza… eso NO está pensado para estudiar! Las pulseras gordas… ¿alguna vez has escrito llevando una pulsera de más de 5mm de grosor? Es físicamente imposible!! No se puede apoyar la muñeca sobre la mesa, no se tiene pulso para escribir… por no hablar de las que les cuelgan cosas y suenan “tilín tilín” cuando borras con la goma, cambias de bolígrafo…

Tenemos la peloplancha me coloco el flequillo de modo que me tape un ojo. Pero oye, con horquillas y todo para que ahí no se menee ni un pelo. ¿Pero es que tú estudias por contacto telepático con el folio?

Ay, pero entre todos ellos hay uno que se lleva la palma: La Escote. No es difícil imaginar el porqué del nombre. Enseña el diámetro completo del pechamen. De arriba abajo. Es que tiene tela… o más bien, muy poca tela! Y mira que las lleva apretaícas, a punto de explotar. ¿Te crees Carmen Alcayde? A mí que me expliquen el motivo de esa vestimenta: vestido cortísimo, marrón, de tirantes anchos que le terminan cuando le terminan las tetas. Sí, soy una ordinaria, pero ella más. Es que madre mía, no sé ni como estudia la pobre de enfrente, que aunque sea una chica… yo qué se, yo estaría pensando que se le va a salir una y me va a atacar en la cara de un directo de pechazo. El primer día que la vi creía que sería cosa de una vez, pero va siempre igual. Yo creo que tiene que ser hasta difícil encontrar ropa en las tiendas para sus exigencias de escote!! ¿¿Para qué narices vas a estudiar así??

Menuda jungla… ¿y lo bien que me lo paso viéndolo todo? Quizá sea yo la delicada para estudiar, todo dependerá de quién lo mire… Si alguien quiere un consejo, yo le diría: “donde fueres, haz lo que vieres” ¿¿Biblioteca?? ¡¡Trae pacá esas lentejuelas!!

Suerte si tienes exámenes este septiembre.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y lo agradecidos que estamos, toda la población masculina, por la existencia de la maravillosa "Escotes"? Nos alegra la vista, a los que tenemos que pasar el verano encerrados entre libros y apuntes.

El verano, que fuera de esos muros, ya casi ha acabado, no lo hemos probado apenas.

Ya que no nos podemos poner morenos, por lo menos, gracias a ellas, sí nos ponemos morados.

Gracias a todas vosotras, chicas maravillosas de las bibliotecas. Vivan vuestras caras bonitas, vivan vuestros escotes, vivan las cinturas altas y las espaldas bajas. Que nunca se os marchite esa piel maravillosa que nos enseñáis y que, aunque aprobéis, que volváis en los próximos exámenes a alegrar nuestra vista cansada de tanto leer.

¡Olé por vosotras!

Vic dijo...

Vamos a montar una ONG... "Escotes Sin Fronteras".

Anónimo dijo...

Pues ánimo con esa ONG. Investigando sobre el tema, he dado con el blog de la "Escotes", por cierto. Se llama Sarita y es un amor: http://soysarita.blogspot.com/2008/06/una-tarde-de-biblioteca-subida-de-tono.html
http://soysarita.blogspot.com/2008/06/una-tarde-de-biblioteca-subida-de-tono_03.html

La propongo como socia de honor vitalicia de la ONG.

Sarita dijo...

Aunque intentar clasificar a la gente puede parecer fácil realmente no lo es.
No soy la misma mujer en la biblioteca ayer, hoy o mañana. Soy una persona distinta cada vez, o muchas en cada momento.

Ese día era la "escote", y la tacones y otro día soy yo al que se siente molestada por ql claqueteo de tacones ajenos, o por el chirrido de las suelas de goma de otra persona.

En cualquier caso el Opositor me ha identificado.