domingo, 8 de febrero de 2009

Domingo de televisión


Me he pasado toda la tarde viendo "Forrest Gump". Ya la había visto hace bastantes años, y recordaba el argumento y algunas cosas... las típicas, lo de la caja de bombones, lo de que "tonto es el que hace tonterías", lo de que Jenny llevaba una vida alocada, se hacía hippie y se drogaba, lo del niño, el ping pong, Vietnam... se puede decir que me acordaba bastante bien de la película, pero de la superficie nada más.

Me he reído con la inversión en la empresa frutera, cuando en realidad se hace con un buen paquete de acciones de Apple... y me he emocionado cuando el teniente acude a su boda, cuando le enseña sus "piernas mágicas", y cuando dice que su hijo es "la cosa más bonita que ha visto en la vida". Me asombra su sencillez y esa capacidad de contentarse con lo más simple, porque se queda con la esencia de las cosas. Creo que esa es la clave.

Él recuerda todo el tiempo a Jenny, en las épocas de sus largas ausencias, pero no está triste. Solamente es al final cuando dice "te echo de menos", y es que él antes siempre guardaba la esperanza de su regreso, él siempre sabía que tarde o tempranos, Jenny volvía. Cuando sabe que es definitivo, cuando pierde la esperanza, es cuando las lágrimas le vencen.

La fotografía que he puesto es de la escena en que ella tira piedras contra su propia casa y, después, cae al barro. Al día siguiente es cuando él sale a correr sin ninguna razón, sólo porque le apetece y, después de más de tres años haciéndolo, recuerda que su madre decía que "hay que dejar el pasado atrás antes de seguir adelante". Es una de las frases más sabias que se pueden decir... y es que cuando peor lo pasamos las personas es cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer. Es entonces cuando se produce la crisis.

Ello no quiere decir necesariamente que todo lo viejo deba necesariamente morir, ni que a todas las oportunidades se les deba dejar entrar en nuestra vida cuando hacen aparición. Hay que ser lo suficientemente inteligente, selectivo y tener algo de clarividencia. Porque lo viejo se puede arreglar, renovar, y lucir mejor que nunca, pero, aplicando la frase de la película sobre dejar el pasado atrás, hay que olvidar el pasado estropeado de ese algo que se renueva. Solamente pudiendo perdonar y olvidar se puede avanzar. Los recuerdos son una gran tara y una maleta demasiado pesada que cargar, que nos restan frescura, espontaneidad y capacidad de asombro, tres cosas fundamentales para ser feliz.

Me gusta el final agridulce de la historia, de esos que te dejan en el sillón con los ojos aún húmedos y sin querer despertar de ese estado, esa especie de otra dimensión en la que has estado sumergida durante la película. Cuando los créditos empiezan a aparecer, vas recuperando la conciencia de la ventana del salón, del sofá, la mesa... porque durante algunas horas las has pasado viviéndolas con los personajes.

Es una historia de un amor puro, de un amor que sobrepasa el tiempo, los intereses y los estilos de vida. Es un amor desde los más tempranos comienzos de la vida, desde apenas el nacimiento de la conciencia... hasta el último momento, hasta las últimas consecuencias. Me gusta cómo le lleva el desayuno a la cama, con flores en la bandeja, y la deposita con mimo en la mesilla de noche. Después le abre la ventana para que entre el sol, se sienta a su lado y le coge la mano. Cuánta ternura he visto en ese momento, a pesar de que no es uno de los momentos de amor más... espectaculares de la película.

Podría escribir mucho más, y escribir muchas más reflexiones a raíz de ver de nuevo la película, pero me extendería demasiado. Solo me falta decir que creo que es una de las mejores películas que he visto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué bien escribes!!! Te lo he dicho muchas veces, es tu gran don!!