domingo, 8 de febrero de 2009

Después del Triplex

Hacía tiempo que no escribía por la noche, y con unas cuantas copas de más... o de menos, porque a veces me gustaría ahogarme en un vaso y que el silencio del líquido me rodeara, y flotar dentro de una pequeña pecera oscura. Es cuando me salen las ideas más raras, y también cuando el subconsciente aflora más. Prefiero escribir sin pensar demasiado en lo que pongo, y al final el texto resulta ser una sarta de ideas inconexas en principio, pero que siempre sigue un fino hilo argumental.

Tengo ganas, al mismo tiempo, de meterme en la cama, con mis pensamientos, que son los únicos que yo controlo. Cuando me acuesto, esos minutos antes de quedarme dormida, los aprovecho para inventarme historias, para crearme una vida y una realidad a mi gusto, donde todo lo pinto de los colores que me viene en gana. Ahí es cuando realmente disfruto, cuando todo me sale como yo quiero. Por eso estoy deseando ahora mismo meterme en la cama. Se dice que hay que luchar porque los sueños se hagan realidad, pero lo cierto es que los sueños no los controlamos, que no siempre deseamos lo que soñamos y que, además, a veces tenemos pesadillas. Realmente, por lo que deberíamos luchar por convertir en realidad es por esas "ensoñaciones", por llamarlas de algún modo, ese cuento que nos creamos cuando nos entretenemos en darle forma a las ilusiones. Y la vorágine diaria hace que ese pequeño rato para crear y soñar despierta sea, precisamente, al irme a dormir.

De hoy me quedo con la novia de Óscar, que me ha caído genial, y con mi "look" renovado, porque me he visto guapa. Mañana toca trabajar, pero intentaré sacar un rato para mi nuevo libro, que lo tengo muy bien colocado sobre la mesa pero que aún no he abierto. Para mañana tengo muchos planes... pero ahora toca "dibujar". Así que a la cama a pensar en cosas agradables, a ilustrar una historia a mi gusto, a imaginar que esos sueños conscientes se hacen realidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espero que hayas disfrutado de tu sueño!!