domingo, 9 de marzo de 2008

Tarde de domingo (electoral, para más inri)

Pues aquí estoy, un 9 de marzo (sí, ya voté, que paliza de precampaña, campaña y paté de campaña), con la pierna tiesa, sin poder andar ni ná de ná. Todo ello hace que un estupendo y ocioso domingo de marzo esté encerradita en casa. ¿Qué debería hacer?

Mi puzzle de 1000 piezas está en casa. Sólo que además de estar a 500 km, le cogí manía porque cuando ya tenía unas 200 colocadas, lo tuve que deshacer (temas logísticos que podrían concretarse en “la mesa del salón de la abuela no es un buen sitio”).

Puedo leer. De hecho, estoy leyendo dos libros, “Villa Diamante” para el metro, muy entretenido, y “La Soledad del Juzgador”, muy interesante, sobre mi segundo amor después de Ángel Martín (relax, Ángel, yo no te cambio!) para antes de dormir. Pero qué quieres, yo soy muy de costumbres, y las siete de la tarde sin ir en el metro ni estar acostada pues como que no me apetece leer.

Que curiosee en Internet. Ya he leído todos los blogs habituales, sus comentarios, los blogs de los de los comentarios (los que los tienen), que el Chiki Chiki va a Eurovisión y que a las 18:00 de hoy la participación es 2 puntos inferior a la de 2004. Me he visto las fotos del Tuenti (comunidad web para curiosear y que te curioseen), las de mis amigos y las de los amigos de mis amigos, que también son mis amigos como decía la canción. Estoy de Internet hasta los mismos.

Que vea la tele. Verá usted. Resulta que mi casa está invadida, además de por las tres habitantes oficiales, por: una francesa, amiga de una habitante oficial; el novio de una de las habitantes oficiales (el habitante extraoficial) y dos rumanas, también amigas de la misma amiga de la francesa. Estas dos ocupan el salón como dormitorio. Como consecuencia de todo ello mi casa parece uno de esos apartamentos de camas calientes de los ecuatorianos. El salón parece un campo de minas (llámeme exagerada… si usted lo ve, lo exagerará más) y además está permanentemente ocupado. Y como que está complicado ir a ver los resultados de los sondeos. Y encima con mi pata chula. Añado que el sofá de mi casa se ha convertido en cama de las rumanas. En fin, que para ver los sondeos en una silla, mejor los leo desde… Internet. Puaj. En el escaso rato que he estado en el salón me ha dado tiempo a ver un trozo de “Tienes talento” ¿Por qué hay tantos programas iguales ahora? ¿Será el fin de Gran Hermano? No, eso nunca. Algo habría que hacer con la cantidad de frikis que hay entretenidos en este país yendo a los casting de GH. Sólo podría ocurrir que a todos ahora se les ocurra que “sí que valen”, que “tienen talento” o que van a buscar la “fama” de otra manera. De hecho, creo que a algunos de ellos ya se les ha ocurrido. Pero eso es harina de otro costal.
En fin. El caso es que he visto eso un ratito, hasta que a “Rumana1” se le ha ocurrido lavarse el pelo, así que he considerado oportuno levantar el campo, no quiero que piense que quiero estar en su dormitorio cuando termine. Mientras, “Rumana2” le comenta a mi compañera de piso que no le van a acompañar de cañas esta noche con su amigo francés (Jesús, cuánta internacionalidad). Mierda, mierda. Y yo que creí tener un ratito de descanso on the sofa para entonces. Mi gozo en un pozo, o my pleasure in a hole, como tradujo alguien libremente. Definitivamente, los sondeos por el Internete.

Me han dicho que escriba en el periodicario, que lo tengo abandonado. Pobre animalillo infeliz (el periodicario). Y como no se me ocurre nada, ni tengo nada que pensar, pues cuento mi tarde, así en plan crónica social. ¿Que no es interesante? Ya. No lo es ni para mí, así que supongo que para otra persona será lo más parecido a una tortura de la Rusia comunista. ¿Que has llegado hasta el final? Jué!! Estás más aburrido que yo!!!

PD: En honor a alguien, terminaré diciendo que todo es relativo, que el que se aburre es porque quiere.

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