lunes, 24 de marzo de 2008

Cantarle al color blanco

Tengo ganas de cantar.

Qué sensación más rara! Nunca la había tenido antes. Tengo ganas de cantar alto y fuerte, durante un buen rato. De cantar canciones de todo tipo, y sacar así muchas sensaciones diferentes según la canción. Es una buena vía de escape, no sólo para transmitir emociones a los demás, sino para transmitírselas a uno mismo. Y como hay canciones sobre todo hay para cualquier estado de ánimo, como decía el anuncio. Y tengo muchos estados de ánimo al mismo tiempo en este momento. Sí, definitivamente tengo ganas de cantar.

Tengo en la cabeza la canción de "Rebelde en Libertad" de Natalia. La he oído esta mañana en un videoclip, es pegadiza, supongo que la descargaré. Me gusta la melodía, pero sólo la he oído una vez. Puede que no sea demasiado profunda, pero en parte es como estoy ahora. Tengo sensaciones contenidas, sé que entremezclados hay sentimientos más hondos, otros superficiales, tengo alegría, tengo nerviosismo, incertidumbre, ganas de ir, pero también ganas de quedarme... y tengo pena y melancolía, a la vez que satisfacción, añoranza, dudas, pereza, inquietud, excitación... Todos los días diferentes que se pueden tener, en uno solo. Es como un tejido con hilos de muchos colores que al mezclarse, crean formas y tonalidades diferentes que se ven a simple vista y crean un "algo más".

Qué raro es el abismo. Que la moneda esté en el aire. Y más raro aún es no saber si se quiere que caiga de un lado o de otro. También es raro irme y alegrarme por estar agusto pero tener al tiempo mucha pena por despedirme. Parece que hay que elegir entre las emociones, pero yo hoy las quiero todas. Y es que yo lo quiero todo... pero no sé si eso puede ser.

La Semana Santa, variada. Hasta me he puesto un poco morena. Ha hecho sol, ha granizado, ha llovido, ha hecho viento. El tiempo está como yo, que no puede decidirse por un único estdo en el mismo día. He visto tronos, ido al cine, leido un capitulo de libro de Filosofía, paseado, ido de cervezas, salido a comer, a cenar, me han vendado, me he curado, he tomado el sol (en la piscina!!con bikini!), ido de compras (frustradas!! No hay un -jodido- traje azul marino en ninguna parte??) y ¡¡me ha picado una abeja!!. Me faltan también cosas por hacer, y se me ocurren bastantes (una sobre todo, ejem), pero mejor ver el vaso medio lleno, que para diez días ya está bien. Aunque ahora me lo parezca, el mundo no acaba con las vacaciones.

Por ahora me despido del mar hasta nuevo aviso, previsiblemente mayo. ¿Seguirá igual de azul como lo estaba hoy? :P Seguramente sí... y me despido de tantas cosas cada vez que cojo el tren.... cuando pase esta fase y dentro de unos años coja el tren por otros motivos, me vendrán a la cabeza miles de momentos, de sensaciones, de días concretos, recuerdos de estar de vacaciones, de idas y de vueltas, de la estación cuando llego y mi padre esperando, de llegar a Atocha y tirar de mi bulto entre terceros y abrazos ajenos, de taxis sola con mi maleta de vuelta al piso, de deshacerla al llegar y ya no estar triste porque vuelvo a la rutina y a la tranquilidad, de prisas cuando me llevan mis padres porque siempre llego tarde, maletas pesadísimas, libros que vuelven tan cerrados como fueron (en vacaiones nunca hago anda, pero los paseo para que vean mundo). Y muchas más cosas. La verdad es que las vías del Talgo (ahora del Ave), pueden contar mucho de mí. Y de estos años tan intensos.

Mañana de nuevo, mañana otro adiós, otra vez el proceso. En parte me entristece, en parte me tranquiliza. Cantaré en sueños, cuando me acueste, pensaré en lo que pienso siempre y cuando me levante será un día más. No hay que darle más vueltas... a nada.

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