sábado, 29 de marzo de 2008

Operación Despacho

No reflexiono últimamente sobre nada, mis entradas son cada vez más aburridas, hasta yo me canso de mi blog. ¿Debería dejarlo? Bueno, no creo, pero es que tampoco le veo mucho sentido a mantener algo donde escribes de higos a brevas...no llevo una vida lo sificientemente interesante como para hacer un diario de esto, y tampoco tengo importantes reflexiones que plasmar aquí. Y me sigue gustando escribir lo mismo que antes, sólo que no tengo ninguna inspiración. Será que es cuestión de costumbre, y cuando actualizaba entradas a diario se me ocurrían más cosas que decir, e incluso me apetecía mucho hacerlo. Ahora, en cambio, rebusco qué contar, obligada casi casi moralmente por mí misma a escribir algo nuevo.

Puedo contar que actualmente estoy haciendo pruebas de selección para despachos. Sin haber abandonado 100% la idea de la oposición, sí que no quiero dejar de lado la opción de trabajar como abogado (no me gusta la palabra abogada, fíjate qué tontería). Por ahora he hecho tres, y he pasado la primera fase de una. Estas pruebas consisten en tres fases:
- La primera: prueba de conocimientos de Derecho (que suele ser un test y/o caso práctico) y ya lo que buenamente se le ocurra a los señores del despacho: dinámica de grupo, tests psicoténicos, prueba de inglés, prueba de francés (ejem), redacción, comentario de texto...

- La segunda: si pasas la anterior, tienes una entrevista con alguien del departamento de recursos humanos y a continuación con uno ó dos abogados del despacho. Si son dos, suelen representar el papel del poli bueno y el poli malo. Esto es muy variable. Dicen que te suelen preguntar de todo, desde preguntas de Derecho, directa o indirectamente de conocimientos (¿Cuál crees que es el mejor manual de Derecho Mercantil y por qué?), o también preguntas absurdas: "¿cuántas alfombras crees que hay en España?", por ejemplo. Han preguntado cuestiones pa'matarlos: ¿Cuáles son las teorías del dolo, quiénes son sus autores y con cuál de ellas te quedas? (si yo seleccionase y encontrase a alguien que se acordara de eso, sinceramente, no lo metería!!), y también preguntas sobre tu vida: ¿Cómo te ves en diez años? En estos casos tienes que contestar que facturando 16 horas diarias para ellos, sin vida, sin amigos, feliz con tu trabajo, en la ciudad que fuese porque te da igual porque tu vida es el despacho. "¿Tienes pareja?" ¡¡No!! ¡Ni quiero tenerla!, "¿Quieres tener hijos?" ¿Hijos? ¡Jamás! Yo no como, no duermo... soy carne de despacho!

-La tercera: si has pasado con éxito la anterior fase, ya quedaréis poquitos vivos. Ahora te llevan con un socio del despacho, es decir, con uno de los abogados que trabajan ahí, y que son además uno de los dueños del despacho. Si finalmente entras, será tu gran jefe, porque te entrevistas con el socio correspondiente al departamento en el que trabajarás. Éstos suelen ser seres masculinos, de cuarentaymuchos. Aquí la variabilidad del tipo de entrevista es total. Los hay que van de coleguis, de perversos, que te hacen sólo preguntas técnicas... en fin. Esto ya viene siendo algo así como "Don socio, le hemos seleccionado a 4 niñatillos. Elija al que más le guste". Y claro, ya cada uno lleva un criterio para escoger.

D. Antonio Garrigues Walkers se lamentaba en una entrevista en ABC que "los jóvenes hoy piden librar los viernes por la tarde", y según el entrevistador, comentaba este hecho con bastante retintín. Qué barbaridad, cómo se nos ocurre querer tener vida más allá... aish...

Hay mucha leyenda urbana sobre cosas que pasan en las pruebas, preguntas horribles, casos de socios que se comieron a aspirantes a abogado junior... pero básicamente, esto que he escrito es el factor común de los procesos. Por ahora yo he pasado la primera fase de uno de ellos. A ver qué sigue pasando, si entro en la academia o no.

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