domingo, 26 de octubre de 2008

Orden en el desorden

Como casi siempre... escribiendo en mi blog una vez a la semana, esa vez a la semana que me recuerda que tengo un tiempo para mí, que aún existe ese pequeño espacio donde todo está en su sitio, y todo sigue en su sitio simplemente porque yo sigo en mí.

Puede que sea caótica, incoherente e imprevisible, pero yo, al igual que mi dormitorio, mi baño, o mi mesa de trabajo, vivo en mi interior en un desorden ordenado. Me comprendo a mí, y a pesar de que no sepa lo que quiero ni lo que no quiero, soy consciente de esa duda, y la mantengo y la asumo. Sin discutir con ella, en una tranquila convivencia donde ambas nos toleramos. Incertidumbre y yo nunca nos hemos llevado bien, pero a fuerza de pasar tiempo juntas nos hemos cogido cariño, y como los toros, hasta querencia (Dios me libre de cualquier alusión a cuernos).

Aún no he encontrado ese hueco para hacer las pequeñas y las grandes cosas que mi día a día no me deja ubicar donde quiero, pero el desorden tampoco es total. Por ahora hay demasiado en el aire, y trato de ir capeando como puedo los temporales que arrecian de vez en vez. Por ahora no los capeo demasiado mal, y eso me reconforta y me reconcilia conmigo misma. Nunca pensé que una vida tan activa y tan poco rutinaria la podría llevar con tanta soltura y hasta con alegría. Nunca creí que, estando cansada, una actividad especialmente dura me serviría para relajarme. De vez en cuando descubro cosas en mí que me hacen ver que estaba muy equivocada cuando la automanía persecutoria se encontraba cómodamente instalada en mi cabeza.

Aún tengo mucho que desahogar, pero ni siquiera sé si quiero que sean "capítulos que cerrar", expresión un tanto absurda que he oído hoy (y que ni siquiera sé si quiero incluir en mi blog, pero lo dejaremos como un pequeño guiño). Me gustaría poder escribir algo bonito y original, una actualización conmovedora y tierna, de esas ñoñas pero innegablemente bonitas, y que erizase un poco la piel del lector. Sin embargo, puede que todavía no tenga estructura el desorden de mis pensamientos y, simplemente, deba dedicarme a publicar entradas errantes e inconexas aunque ciertamente positivas, que no son sino fiel reflejo del estado mental de su autora.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado ésto que escribes. Son palagras que guardan quizás demasiada tristeza, quizás algo de sentimiento de culpa y una pequeña desorientación. Por otro lado, veo ilusión y ánimos renovados por el trabajo. Llorar no es malo y cada cual puede llorar como guste, oyendo canciones o sencillamente leyendo o escuchando palabras tristes. Espero pronto leer algo que traiga palabras de alegría, de ilusión verdadera, sin autocompasión por nada y sin reproches. Un gran descubrimiento este sitio, aunque con un pequeño fallo, la oreja no por favor, mejor otras músicas, jeje! Un saludo y espero saber sobre días más felices.