martes, 1 de febrero de 2011

Aquí no va a quedar ni el tato

Como preveía, mi viaje para la AP en Galicia, precioso. No me ha dado tiempo de ver tanto como yo habría querido, pero he disfrutado lo que he podido el paisaje, el buen tiempo que me ha hecho, el desayuno, el viaje en avión e incluso el motel (sí, motel) en el que me he alojado y que estaba mucho mejor de lo que me esperaba. Además, estaba al lado de los Juzgados, a menos de cinco minutos a pie por un camino precioso en un cortado entre dos montañas verdes, verdes, que hizo que con el sol y la buena temperatura, lo alargase un poco más para respirar bien hondo y cargarme de fuerzas para la que se me avecina.
Me he enterado nada más llegar al despacho que el otro compañero se va. El crack, el mejor, el otrora ojito derecho de los jefes. Los acontecimientos de las pasadas semanas han hecho mella en todos nosotros, y sé que se notó en mis entradas del blog, pero aseguro que aún más en mi estado de ánimo, y mi compañero (a pesar de parecer un hombre horchata) parece que, a su modo, también ha asimilado negativamente todo lo que ha ocurrido y ha optado por coger puerta.
Como se dice, "en todas partes cuecen habas", por lo que nada garantiza que se pueda encontrar ese lugar idílico mezcla de buen ambiente, jefes justos, generosos y amables y trabajo de calidad que poder conciliar con la vida personal. He oído historias para todos los gustos de auténticos infiernos laborales, y otras que si bien no relatan tanto infierno, sí que transmiten caos y malestar por unos motivos u otros. Pero (y siguiendo con las frases de "lugares comunes") cada persona es un mundo, por lo que puede que lo que para alguien es desagradable sea estupendo para otra persona, y viceversa, por lo que el miedo a lo desconocido o la creencia de que fuera puede que se esté igual de mal no debería frenar a nadie para buscar su camino.
El caso es que, si yo me pensaba qué hacer, la inesperada noticia me ha frenado a dar paso alguno. Es verdad que yo no quería tomar decisiones en caliente, y por eso había pospuesto tomar una decisión al menos un mes y medio, pero ahora con la que se ha montado aquí, sinceramente me da cargo de conciencia abandonar el barco, porque es verdad que no es mi negocio y que tengo que mirar por mí, pero al fin y al cabo esto lo llevan personas, las empresas son personas, y gestionar el desmoronamiento que se ha producido en cuestión de un mes no se lo deseo a nadie, por lo que no quiero colaborar a empeorarlo más. Me esperaré un poco más, y a ver qué pasa.
Hoy se ha incorporado una chica nueva, que han puesto a compartir despacho conmigo. Me da buena espina, la pobre aún está muy cortada y perdidilla pero parece espabilada. No sé, me ha dado buen rollo. Lo malo es que este mes es mortal para mí (después de escribir este post, que me estoy tomando a modo de "recreo" tengo que seguir bastante rato más) y no puedo ni darle conversación a la chica. Ya le he advertido de que normalmente me enrollo como las persianas, pero que me perdone estos días. Ojalá sea buena trabajando, para que esto sea menos caos, porque se me está llenando la agenda de vistas... con lo que me gustan... arggg... y a mí me va a dar un ataque de histeria (y no es una exageración).

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