miércoles, 23 de abril de 2008

Los libros


Hoy es San Jorge (o San Jordi, como mejor te venga), y el día del Libro. Yo prefiero recordarlo como el día del Libro, con permiso de todos los Jorges (nombre imposible de decir para los guiris, dicho sea de paso) y para mí es tan importante casi como el día de la madre, y desde luego, mucho, muchísimo más que San Valentín. En mi opinión, el día de los enamorados debería celebrarse hoy, o el día del amor, o algo así (para quienes crean en ello, desde luego), porque, al fin y al cabo, ¿quién si no se regala un libro y una rosa si no es aquellos que se quieren?

Puedo decir que recibí una vez libro y rosa en este día, y fue un detalle muy bonito, de esos que se recuerdan siempre, uno de los mejores regalos quizá que haya recibido… porque los regalos que más me gustan son los inesperados y los sentimentales (pero vaya, que si se organiza una colecta para regalarme un coche, no la desprecio… ¡yo pongo cara de sorpresa y asunto solucionado!). Si se juntan esas dos cosas, mejor que mejor, y si ya el regalo es caro… ¡ni te cuento! Jeje. El libro y la rosa no resulta demasiado caro, no es difícil acertar, y es un regalo que perdura. Y es que la costumbre, muy arraigada en Cataluña, creo que se debería extender más al resto de España… qué digo… ¡del mundo! Y habla una no-catalana. Era un libro de Isabel Allende, uno que no me ha marcado demasiado, pero siempre recordaré ese detalle con muchísimo cariño.

Siempre me ha gustado leer, aprendí a hacerlo con tres (ni te cuento lo que me aburría cuando con cuatro y cinco años, en preescolar, me ponían a hacer dibujitos con un punzón), y una de las fotos de mi vida que guardo con más cariño es una en la que salgo en la cama de mis padres, en el sitio de mi madre, y mi padre al lado, los dos leyendo, cada uno a lo nuestro. Él un libro cualquiera, no sé, yo con un chupete blanco y un cuento de Barrio Sésamo. Parecemos del anuncio de “Si tú lees, ellos leen. Plan de Fomento de la Lectura”.

Los libros me recuerdan a mi infancia, siempre han estado muy presentes en mi vida. Cuando estaba enferma me regalaban dos o tres, que me traía mi madre, y se sentaba en el filo de mi cama, a explicarme porqué los había elegido para mí. Me recuerdan a una librería de barrio en la que casi era de la familia, a enredar en ella, a buscar entre unos y otros, para al final ponerme hasta nerviosa, totalmente indecisa (ya apuntaba maneras), por querer llevarme un montón. A los cuentos de cartón de mi hermano que yo, repelente siempre, quería leerle, cuando él sólo encontraba en ellos un buen material donde espachurrar la papilla. A la colección del Barco de Vapor, a lo orgullosa que me sentía cuando pasaba del blanco al azul, del azul al naranja, y del naranja al rojo… aunque cuando pasé al rojo era ya casi más de SuperPop que de Barco de Vapor. Me recuerdan a esconder un libro bajo la colcha y encender el flexo después de que me dieran las buenas noches… a que me pillaran, a intercambiar cuentos con mis vecinas y a intercambiar novelas con mi madre después.

Igual que tengo una canción para cada momento de mi vida, también hay libros que me han marcado en diferentes ocasiones, que nunca voy a olvidar. Sobre todos ellos hay uno, el único que me ha arrancado lágrimas de emoción, el único que me ha encogido el estómago de nervios al pasar sus páginas, el que más me ha enternecido. Es una historia redonda, rotunda, universal. Se titula “La Sonrisa Etrusca”, de José Luis Sampedro.

Propondría que un día como hoy se celebrara leyendo alguna página, al menos una, de cualquier libro: de ése olvidado, el que se comenzó hace tiempo y que da pereza continuar porque no se recuerda bien del argumento, o de ése que se tiene sin empezar y no se encuentra el momento para hacerlo. Y feliz lectura!

1 comentario:

Caroli "(^_^)" dijo...

Como ves, llegando el finde y sacando tiempo me pongo al día jejejeje. Este día también es especial xke es el cumple de una de mis hermanas y de mi abuela jejejej Te entiendo completamente en lo de los libros de barco de vapor, la superpop y los libros que significan un punto y a parte. Para mí sin duda alguna fue "7 días para la eternidad" de Marc Levy, es una reflexión sobre la vida y la magia de las pequeñas cosas, nada de doctrinas eclesiasticas ni falsos dogmas de fé. A veces dulce, a veces idilico o soñador ... ¿pero que es la vida sin sueños? ¿y sin amor? Prefiero libro que me deje buen sabor de boca que un programa del corazón de TV ...Un bso "(^_^)"