viernes, 11 de noviembre de 2011

Teorías y relatividad.

¿Por qué si mi frase favorita es que "Vida es nombre propio" siempre someto a examen la mía a través de compararla con la de los demás?

Por eso de que se presume de lo que se carece, seguramente. Es decir, que como sé que soy una borrega (remisión obligada al blog "Nunca digas nunca jamás"), me obligo a pensar diferente mediante el uso de frases que suenan bien.

El caso es que llevo bastante tiempo pensando en qué momento dejé de sentirme orgullosa conmigo misma, así en general. Y la verdad, no recuerdo el último momento en que eso sucedió... o puede que sí lo recuerde, pero me dé miedo reconocer que de eso hace mucho tiempo. La cuestión es que mi percepción de cómo es mi vida actual varía demasiado de un día a otro según a quién tenga cerca y según cómo le haya ido a esa persona... según su momento vital, o qué sé yo. Hay un sentimiento generalizado de que a los 30 años tienes que haber alcanzado ya tu máxima capacidad, y a partir de ahí sólo tienes que pulirte, como mucho... y hay quienes opinan que eso es una soberana tontería. Yo aún no lo tengo claro, pero lo que parece evidente es que las cosas han cambiado, y que ahora tenemos un poco más de cuartelillo para no parecer que se nos ha pasado el arroz profesional.

Ciertamente, los tiempos en la vida tienen su importancia, pero todo con moderación, ya que hay que ser flexibles, y yo estoy aún en proceso de aprender a serlo. Creo que he sido (y sigo siendo) demasiado dura conmigo misma, pero también a veces pienso que no es que sea dura, sino que no autoexigirme lo suficiente es ser una indolente. Como un entrenador personal que no te pone las pilas, una absoluta inutilidad.

Aún no tengo nada claro respecto a mí misma. En lo más profundo, ¿Sé acaso como soy? Estoy casi convencida de que la respuesta es que no, pero lo que realmente no sé es si eso sucede porque aún soy un ser cambiante o porque nunca me he descubierto de verdad.

1 comentario:

Nita dijo...

Seguramente porque eres un ser cambiante, y siempre lo serás. No creo que exista un momento en la vida en la que se toque techo a nivel personal, ni profesional, quizás haya momentos en los que el ambiente y el sujeto están temporalmente en equilibrio (hasta que uno de los dos vuelva a cambiar, y asi hasta el infinito).

Cambias si te mueves, te mueves porque quieres cambiar o mejorar algo. Eso no es malo, solo tienes que relativizar y ser menos dura contigo misma para hacer el camino más soportable. De tanto moverte irás encontrando y aprendiendo cosas que te hagan sentir cada vez mejor.