martes, 15 de julio de 2008

La luz del verano


Ayer fui caminando hacia el lugar donde había quedado para ir a dar una vuelta. Fui por el borde de la playa, al atardecer, y llevando conmigo la cámara de fotos recién comprada con la intención de usarla. Decidí ir haciendo instantáneas espontáneas, según me fuese apeteciendo. Al principio quería retratar ambiente de verano, luego me fui encontrando con estampas que me apetecían recoger, así que abandoné la pauta inicial para seguir más anárquicamente. Eso sí, tanta foto hizo que llegara tarde.

Iba deteniéndome cada dos pasos: unas sillas de plástico apiladas, todas rojas y amarillas, una barquita de hacer espetos (el Word no me reconoce la palabra espeto), un niño en bici, unas palmeras a contraluz. Precisamente por la atención que iba prestando a todo aquello susceptible de ser fotografiado me di cuenta de una imagen que aún conservo firmemente en la retina: en un banco frente al mar, 3 personas: una de ellas, en silla de ruedas, bien sujeto a ella por un mecanismo, necesita hasta un aparato que le sujete la barbilla. Los tres están contemplando el mar al atardecer, está realmente azul y brillante, muy bonito. Seguramente hayan bajado para que quien está en silla de ruedas lo pueda ver.

Paso rápidamente, miro únicamente de soslayo un par de veces. Siento pudor. Pudor y culpabilidad, me avergüenzo de mí, me veo diminuta, ridícula. Soy afortunada, se mire como se mire, y no lo sé valorar. Me siento egoísta, noto la reprimenda de esta persona. Egoísta por lamentar hechos subjetivos, por no valorar tantas y tantas cosas. Tener mis ojos, mis dos piernas, mis dos brazos. ¿No es eso suficiente para ser feliz? Supongo que la escala de necesidades creadas por vivir en una sociedad avanzada hace que no sea suficiente para ser feliz, pero no hay que mirar únicamente el siguiente peldaño que nos queda por alcanzar, sino contemplar y valorar todo lo recorrido, lo que sí está cubierto. Únicamente así se puede llegar a estar satisfecho con la propia vida, admirar lo que se ha conseguido, lo que se tiene de más.

Me quedo corta y superficial en esta valoración, en esta reflexión, pero es que hay sentimientos removidos a la luz del pasado reciente, de la oscuridad de la que estoy empeñada en salir, y aún me cuesta ver la realidad con los ojos desempañados, porque todavía no lo están.

No hay comentarios: