lunes, 14 de julio de 2008

Calma tempestuosa


Vuelvo a estar apática. Tras la tormenta eléctrica de Ibiza y su posterior resaca, de nuevo la rutina, y con ella otra vez la flema. Ahora estoy en la calma que viene tras la tempestad, sólo que en mi caso la tempestad es calma y la calma, tempestad.

Ya me creía en vías de recuperación, pero solamente fue un breve oasis de recuerdo de lo que fui. Ahora no me reconozco en aquello, y no me cuesta trabajo recordar cómo he sido porque durante el oasis conseguí restablecerme y reconciliarme. Lo malo es que sólo fue durante el oasis. Además ya al final, cuando vislumbraba la vuelta, de nuevo comenzaron los fantasmas; me habría quedado una semana, diez días más, si bien agradezco esos ocho días de desconexión y fueron un respiro importante.

Dice Mercedes que tengo que hacer una lista de cosas que me apetezcan hacer y buscarme una rutina. Que seguramente al principio no me apetezca nada, pero que cuando lo haya repetido varias veces, encontraré comodidad y me apetecerá hacerlo. Supongo que tendrá razón, pero hoy no encuentro las fuerzas para sacar esa lista, ni ganas de ponerme en marcha. Realmente no tengo ganas de hacer nada, y no hay ninguna actividad en la que encuentre placer ni ilusión. Ni escuchar música, ni en el deporte que tantas ganas tenia de practicar y que por ahora se ha quedado en nada, ni en los museos que quería ver, la fotografía, las películas… todo ello me cansa y me aburre, no me encuentro bien en la actividades sola y lo siento como un fracaso personal, deba o no ser así.

Había pensado que debería trasplantar el espíritu Ibiza a mi vida cotidiana, pero bien meditado, creo que es un tremendo error. Ibiza se tiene que quedar ahí, con mis amigas, las puestas de sol y los amaneceres, la alegría desbordante, las risas absurdas y el ron al borde del mar. No se merece todo eso tan bueno ser trasplantado a una realidad tan triste como la que tengo aquí, sería quitarle su esencia y la posible utilidad que me dejan: la de ser recuerdos para sacar fuerzas en momentos de soledad y nervios.

No quiero hacer listas, no quiero hacer nada a lo que no le encuentro sentido, no quiero pasatiempos, no quiero una rutina artificial. Lo que quiero es reencontrarme y re-conocerme, nada más.

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