sábado, 3 de noviembre de 2007

Aclarado tras el centrifugado


Cuando escribía hace meses sobre mi futura estancia aquí, comentaba que necesitaba averiguar cuestiones sobre cómo plantear mi vida a medio plazo que me resultaban muy complicadas de aclarar. La miopía que solemos sufrir los humanos (la miopía abstracta, entiendo) hace que los asuntos de gran importancia sea mejor tomarlos en consideración una vez pasado un tiempo de meditación y aislamiento de la realidad que nos rodea a diario, de aquellas personas a quienes escuchamos con frecuencia. Tomar nuevos puntos de vista, conocer otras opiniones, mirar el mundo, o al menos nuestra propia existencia con otro cristal. En las grandes religiones se comienza con un prolongado tiempo de meditación por parte de sus líderes: Jesús en el desierto, Mahoma y Buda superan un tiempo de reflexión en la soledad, de alejamiento de su mundo cotidiano, antes de emprender las acciones decisivas que marcan el comienzo de su actividad.




Salvando las diferencias, reconozco que queda poco para que el ritmo de vida que he conocido hasta ahora me siga acompañando. Espero terminar en junio, septiembre lo más. En mi casa el ritmo de la vida me arrastraba, la inseguridad me hacía desear lo mismo que los demás, cuando somos personas todas diferentes. Volví hace unas semanas y descubrí que allí seguían con el mismo trepidante y ansioso de prácticas, entrevistas de trabajo, contratos, dinámicas de grupo. Era octubre, era principio de curso y el perchero estaba lleno de chaquetas que claramente, estaban preparadas para acompañar al respectivo pantalón de traje que sería llevado por el correspondiente alumno una vez que finalizara la clase: despachos de abogados, bancos, inmobiliarias, agencias de viajes y consultoras eran los destinos más frecuentes de estos trajes, cuando siquiera acababa de empezar el último curso de carrera. Cuando me fui no sabía si quería eso, tampoco cuando vi dicho panorama, tampoco ahora. Tampoco sé si lo quiero para cuando acabe el curso, ni para dentro de más años. No sé si quiero la oposición, no sé si quiero estar allí o allá.




Lo que sí me he aclarado es que necesitaba sacudirme el polvo acumulado, ver mi mundo con ojos renovados, como por primera vez. Dejar de tachar y enmendar sobre la marcha, sino borrar y volver a ver una hoja en blanco. Para eso necesito esta estancia. Mi destino no está en dar vueltas por el mundo, no es el estilo de vida que quiero, aunque durante un tiempo así lo deseara. Eso también deseaba analizarlo, y si hubiera sido así habría necesitado dar un gran giro a mis acciones inmediatas. Pero, aunque me gusta viajar, me anoto la frase que tiene un amigo en su messenger: "A man travels the world over in search of what he needs and returns home to find it". Es un peso importante que me he liberado, y ahora me quedan los demás.




Hay cuestiones que me tienen algo atascada, y puede que al escribirlas me aclarasa en algo, pero no sé cómo hacerlo, en parte porque ni yo misma sé bi´n cuáles son específicamente, y en parte porque aquellas que sí sé cuáles son me da cierto reparo plasmarlas aquí. Puede parecer un diario personal, otras puede parecer un diario de abordo, otras una simple carpeta. Puedo considerarlo un mero cuaderno de recortes. Es un planteamiento poco claro qué debe ser un blog. Evidentemente, para cada dueño es un concepto diferente, pero yo no tengo claro ni qué es mi propio blog. Si tan pocas cosas tengo claras, el blog no iba a ser menos.

2 comentarios:

Nita dijo...

aún tienes un año para decidir así que con calma. Disfruta de london y del erasmus que solo se hace una vez en la vida. Si eliges la oposición ya sabes lo que te espera después así que aprovecha ahora.

Vic dijo...

Gracias, Nita, tienes más razón que un santo! Aunque el Erasmus también hay que hincar codos, por más que digan... pero nada que ver con lo tuyo, está claro (naaada que ver).

Tú ánimo, seguro que lo has oído muchas veces estos días, pero no hay nada que dé más fuerza que el saber qué es lo que se quiere. Y tú lo sabes.