lunes, 7 de febrero de 2011

A palabras necias, oídos atentos.

Conversación que he escuchado esta mañana en el autobús (dos mujeres mayores charlando, he pillado el tema a medias):
- ... en Suiza, en Alemania. Bueno, tú sabes que Suiza y Alemania son lo mismo.
Voy a crear un grupo en Facebook que se llame "Señoras que se cargan la soberanía y la neutralidad histórica de Suiza con una sola frase".

domingo, 6 de febrero de 2011

Genio y figura

Hoy dedico el post a otro blog titulado "Born gay, born this way". Hace varios días vi la noticia en un telediario, pero hasta hoy en que lo he recordado por casualidad, no le había prestado más atención.
Resulta que este fin de semana me he traído trabajo a casa, y como no soy de las que practica lo de "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy", son casi las 8 de la tarde del domingo y aún tengo tarea por delante, porque, encima de todo, desde que me puse esta mañana "al lío", no he dejado de vaguear y curiosear por la red. Tooootal, que entre unas cosas y otras, he visto este curioso blog que, por cierto, me ha encantado.
Trata de un proyecto que consiste, básicamente, en que adultos homosexuales cuelgan fotos suyas de muy pequeños en las que ya se ve claramente una pose "sospechosa". Se trata de evidenciar que un gay nace, y no se hace (de lo cual yo ya estaba plenamente convencida de antemano), lo cual destierra todas las teorías relativas a que la educación recibida influye en la tendencia sexual de las personas.
Invito a todo el que se pase por mi blog a que visite este proyecto del que hablo, por si os mueve la curiosidad. Hay fotos verdaderamente tiernas, otras muy graciosas, otras entrañables... me han sacado más de una sonrisa. Porque, al fin y al cabo, se trata de fotos de NIÑOS, por encima de tendencias y de prejuicios, cuando ellos mismos no ven ningún mal en su actitud, ni entienden de represión social. Uno no elige nacer en un país o en otro, ni en qué familia, ni tampoco cuál es su sexualidad. Aún se desconoce qué es lo que motiva una tendencia u otra, ya que el cerebro, en su mayor parte, todavía es un misterio a día de hoy, pero estoy segura de que cuando se descubra, la gente de esa época considerará una barbaridad todas las vejaciones que han sufrido los homosexuales a lo largo de los siglos, igual que ahora consideramos aberrante que a una mujer la quemaran por bruja en la Edad Media por cuestiones como tener estudios o curar enfermedades con remedios naturales.
Y, como me estoy yendo del tema, quiero terminar contando una anécdota que me parece muy curiosa y que corrobora todo lo que se trata en la página a la que hoy hago mención: conozco personal y muy estrechamente a un matrimonio que, tanto él como ella y sus respectivas familias, son tremendamente tradicionales. Familias de pueblo "con tierras", solvencia económica, influencia en su entorno... lo que se suele llamar "señoritos" (aunque parezca terminología anticuada, hay sitios en los que aún se utiliza). Bien, pues tuvieron gemelos. Uno de ellos tardó bastante más de lo normal en aprender a hablar, y mientras tanto apenas se comunicaba con gruñidos. Es un niño bastante "brutote", que lo que más le gusta es un camión, jugar a pegarse y revolcarse por el barro cuando va al campo. En cambio, el otro hermano (recordemos, su gemelo), desde que nació era un niño muy simpático, muy gracioso. Ya con tres años le pedía a su madre que le pintara las uñas, y con cuatro decía que de mayor quería ser princesa. Lo que más le gusta es ver películas de Disney, y por Reyes se ha pedido el disfraz de Cenicienta.
Tengo que decir que la familia ha reaccionado bien, y se han dado cuenta de que cada uno es totalmente diferente, y que no van a reprimir al segundo de ellos, por lo que sin ningún reparo le compran las muñecas y vestidos que pide. Es su infancia, sólo tenemos una, y a un hijo se le quiere (o se le debería querer) de todas las maneras. A mí me parece algo muy evidente, pero sé que hay casas en las que puede que esto no sucediera igual, por lo que me alegro mucho tanto por los padres como por el niño, de que todo se esté tomando de un modo tan natural. Sólo me da pena pensar que este pequeño pueda sufrir algo en el futuro, tanto en el colegio como a lo largo de su vida, porque lo veo tremendamente injusto. Es un niño encantador, educado, gracioso, alegre... ojala nunca tenga que chocarse contra el muro de la intolerancia, aunque lo veo muy complicado.
Esta historia demuestra que es evidente (más evidente, imposible), que en una misma familia, recibiendo exactamente la misma educación, un niño ya desde muy pequeño tiene clara su tendencia. Ojala llegue el momento en que a nadie más se le haga sufrir por algo que no ha escogido y que no deba reprimirse en la búsqueda de una pareja que le haga feliz, que a fin de cuentas, es para lo que las personas tenemos la capacidad de amar.

sábado, 5 de febrero de 2011

Autoayuda


Una de las "cosas" que tengo fijas a a derecha en el blog es el libro que me estoy leyendo en este momento... o el último que me haya leído, en el caso de que después aún no haya empezado con otro. Así, es evidente mi gusto por la lectura, y uno de los placeres más grandes para mí es leer un rato justo antes de dormir. Siempre lo hago en ese momento. Normalmente leo novela, pero hay un género que me llama mucho la atención: los libros de autoayuda.


Cuando digo que me llama la atención quiero decir exactamente eso: no digo que me gusten ni que sea fan de ellos. Solamente que me parecen curiosos.


Hay auténticas BIRRIAS en ese sector, parece que cualquiera pueda escribir un libro para dar mensajes positivos y comerte el tarro con que tienes que ser feliz y aprender a quererte y bla bla bla... pero es verdad que hay auténticas obras de arte y libros de cabecera a los que convendría hacer más caso.


Escribo sobre esto porque el viernes, en el hall del despacho y de forma completamente improvisada, montamos un pequeño "libro forum" sobre estos libros y recordé algunos títulos que he leído de este tipo.


Está el archifamoso (yo diría que es el "padre" de todos ellos) "Inteligencia Emocional", de David Goleman. Reconozco que no me lo he leído entero, quizá lo cogí siendo demasiado jovencilla, se me hizo demasiado denso y sólo lo he leído por partes, pero la verdad es que hay cuestiones que se me han grabado en la mente, y es el "culpable" de que siempre que me monto en el autobús sonría al conductor y le salude (quien haya leído el libro, sabrá que se debe a cómo empieza éste).


"Tus zonas erróneas" de Wayne Dyer, es otro que no he leído entero, pero que debería. Está estructurado por capítulos (obviamente) dedicados a aspectos muy concretos, como la ira, el sentimiento de culpabilidad... Cada uno de ellos es una auténtica sesión de terapia psicológica si se lee con la suficiente atención y se trabaja sobre ello, y trata los problemas más comunes que tenemos todos y que nos hacen estar insatisfechos y sentirnos mal. En su día me lo recomendaron por prescripción médica (esto es rigurosamente cierto) y me leí únicamente las partes que me afectaban, pero he decidido retomarlo de nuevo y leerlo completo. Hay opiniones para todos los gustos, quienes piensan que es un auténtico tostón y quienes opinan que es el mejor que hay de este tipo. Yo me encuentro entre quienes lo recomiendo, pero hay que leerlo siendo consciente de lo que es: una sesión de terapia.


Pero si hay dos libros que recomiendo son "La princesa que creía en los cuentos de hadas", de Marcia Grad y "El caballero de la armadura oxidada" , de Robert Fisher. Simplemente fantásticos. Los reúno porque son similares, no en cuanto al mensaje, sino en cuanto al estilo de libro, y me encantaron porque mezclan los conceptos de los libros de autoayuda con la novela, y se hacen muy fáciles de leer. Además, cuando terminé de leerlos, en ambos casos, me quedó una tremenda sensación de bienestar, y recuerdo que hicieron verdadero efecto, y durante un tiempo mi forma de pensar fue mucho más positiva.


Lo que ocurre con estos libros en general es que deberíamos releerlos, porque lo que enseñan se olvida con demasiada facilidad; hay que insistir en la idea para que se quede bien grabado. Y, desde luego, está el factor de que cada uno tiene un carácter con unas fortalezas y unas determinadas debilidades, éstas, por más que insistamos en tratar de eliminarlas, tenemos que ser conscientes de que siempre vamos a caer de ellas de una forma o de otra. Por eso, de lo que se trata es de reducir al mínimo esas "fallas" para poder sortearlas con facilidad, y conocer cuáles son las mejores herramientas que nos ayudan a salir cuando caemos en una de ellas.


Sé que hay muchos detractores de este género, y lo comprendo, porque desde luego que hay verdaderas chorradas publicadas, y también creo que es de muy inocentes creer que sólo con ellos vamos a salir de un mal momento personal. Creo que la actitud lo es todo, lo más importante es el cristal con el que miremos la vida... sólo que quizá en determinados momentos en los que necesitamos un empujón, estos libros pueden ayudar a "limpiarnos las gafas".

martes, 1 de febrero de 2011

Aquí no va a quedar ni el tato

Como preveía, mi viaje para la AP en Galicia, precioso. No me ha dado tiempo de ver tanto como yo habría querido, pero he disfrutado lo que he podido el paisaje, el buen tiempo que me ha hecho, el desayuno, el viaje en avión e incluso el motel (sí, motel) en el que me he alojado y que estaba mucho mejor de lo que me esperaba. Además, estaba al lado de los Juzgados, a menos de cinco minutos a pie por un camino precioso en un cortado entre dos montañas verdes, verdes, que hizo que con el sol y la buena temperatura, lo alargase un poco más para respirar bien hondo y cargarme de fuerzas para la que se me avecina.
Me he enterado nada más llegar al despacho que el otro compañero se va. El crack, el mejor, el otrora ojito derecho de los jefes. Los acontecimientos de las pasadas semanas han hecho mella en todos nosotros, y sé que se notó en mis entradas del blog, pero aseguro que aún más en mi estado de ánimo, y mi compañero (a pesar de parecer un hombre horchata) parece que, a su modo, también ha asimilado negativamente todo lo que ha ocurrido y ha optado por coger puerta.
Como se dice, "en todas partes cuecen habas", por lo que nada garantiza que se pueda encontrar ese lugar idílico mezcla de buen ambiente, jefes justos, generosos y amables y trabajo de calidad que poder conciliar con la vida personal. He oído historias para todos los gustos de auténticos infiernos laborales, y otras que si bien no relatan tanto infierno, sí que transmiten caos y malestar por unos motivos u otros. Pero (y siguiendo con las frases de "lugares comunes") cada persona es un mundo, por lo que puede que lo que para alguien es desagradable sea estupendo para otra persona, y viceversa, por lo que el miedo a lo desconocido o la creencia de que fuera puede que se esté igual de mal no debería frenar a nadie para buscar su camino.
El caso es que, si yo me pensaba qué hacer, la inesperada noticia me ha frenado a dar paso alguno. Es verdad que yo no quería tomar decisiones en caliente, y por eso había pospuesto tomar una decisión al menos un mes y medio, pero ahora con la que se ha montado aquí, sinceramente me da cargo de conciencia abandonar el barco, porque es verdad que no es mi negocio y que tengo que mirar por mí, pero al fin y al cabo esto lo llevan personas, las empresas son personas, y gestionar el desmoronamiento que se ha producido en cuestión de un mes no se lo deseo a nadie, por lo que no quiero colaborar a empeorarlo más. Me esperaré un poco más, y a ver qué pasa.
Hoy se ha incorporado una chica nueva, que han puesto a compartir despacho conmigo. Me da buena espina, la pobre aún está muy cortada y perdidilla pero parece espabilada. No sé, me ha dado buen rollo. Lo malo es que este mes es mortal para mí (después de escribir este post, que me estoy tomando a modo de "recreo" tengo que seguir bastante rato más) y no puedo ni darle conversación a la chica. Ya le he advertido de que normalmente me enrollo como las persianas, pero que me perdone estos días. Ojalá sea buena trabajando, para que esto sea menos caos, porque se me está llenando la agenda de vistas... con lo que me gustan... arggg... y a mí me va a dar un ataque de histeria (y no es una exageración).