martes, 2 de marzo de 2010

Dinerito, dinerito

¿En qué nos parecemos Blanca Cuesta y yo? Pues en disponer de una frondosa cabellera larga y rizada, además de ser rubias de bote, así como en nuestra situación económica.

Me explico, y al tiempo, me confieso: antes de ponerme a estudiar por las tardes me empapo "Amar en tiempos revueltos", que es una telenovela (me encanta esa palabra, me recuerda a los tiempos de Cristal y de La Dama de Rosa) en la que no pasa nada en diez capítulos, pero que engancha un montón y que tiene un efecto soporífero muy recomendable para una siesta.

Pero es que hoy, al terminar el capítulo y descubrir que a Clementina la hipnotiza el Doctor Sueño para que robe relojes de lujo, hacía una tarde de tormenta y viento que animaba a seguir enrollada en la manta y tumbada en el sofá. Así que me he visto veinte minutos de "Sálvame". Sí, me confieso culpable. Y al cometer semejante tropelía me he enterado de que Borja Thyssen y Blanca Cuesta (a la sazón, su esposa) tienen serios problemas de liquidez para comprarse una chocita de 11 millones de euros en Madrid. Aquí tenemos la bonita coincidencia: gusto por la buena vida, con problemas de financiación y mantenidas. Peligrosa mezcla.

La vida de opositora me tiene sumida en una depresión financiera tal que ríete tú de Grecia. Me parecen caros hasta los bolsos de Misako. Tener ya una edad y vivir de papá y mamá no es precisamente de mi gusto, y aunque todo el mundo me diga que no me preocupe, que no pasa nada, no es muy agradable tener que seguir poniendo la mano, porque aunque en mi casa no se pase hambre, ricos tampoco somos. Así que le he estado dando vueltas a diferentes opciones (legales) que me permitan un poco de desahogo, y la alternativa más razonable me parece dar clases particulares de inglés. Nunca he explicado nada a nadie, es más, creo que a veces lío más las cosas cuando intento aclararlas, y los niños no me apasionan, pero creo que es lo mejor que le puedo aportar a la sociedad, aprovechando los aaaños y aaaaaños de listas de verbos irregulares, clases particulares con profesora australiana, intercambios, viajes a Irlanda, exámenes oficiales y Erasmus a Londres incluido. Soy lo más torpe del mundo para los deportes, pero el inglés se me da bien.

He visto que hay gente que abre un blog en el que expone y vende la ropa que ya no se pone. Es también una opción muy interesante, que requiere muy poco esfuerzo, pero en mi caso la mayoría de las veces cuando desecho algo de ropa ya lo tengo tan usado que me daría vergüenza venderlo, y ya no te digo hacerle fotos para que lo vea todo el mundo mundial en la red. Aún así, si la vendiese a través de un blog, lo enlazaría con éste para que vosotros, oh hordas y hordas de seguidores de este humilde Periodicario, tuviérais conocimiento de ello y pudiéseis dar rienda suelta a vuestro fetichismo haciéndoos con una prenda mía.

Por último he pensado abrir una cuenta para donaciones. No estaría mal, eh? Poner un número de cuenta a modo de "banner", en un lateral, para que pinchéis y se me hagan ingresitos a modo de fundación. Todo sea porque la Junta de Andalucía no se prive de la funcionaria taaan maravillosa que puedo llegar a ser por una cosa tan tonta como la falta de liquidez.

Y si me sobra algo, se lo doy a Borja y a Blanca, no os creáis que soy una egoísta.

*Por lo pronto, este viernes tengo una timba de poker.