domingo, 26 de octubre de 2008

Canciones en el corazón

Con el corazón encogido y un nudo en la garganta escribo estas líneas. Estoy escuchando las canciones del disco de La Oreja de Van Gogh y podría decir que cada canción me gusta más que la anterior, pero no es eso cierto. Lo cierto es que hay frases que me tocan directamente el corazón, y que puede que sea porque estoy especialmente sensible, o porque le busque sentido a todo, pero hay entonaciones, acordes o estrofas que me envuelven y me aprietan en el pulmón. Quisiera tener esa facultad, la de escribir canciones hermosas, la de sensibilizar hasta tal punto que con mi voz conmueva a alguien que jamás me haya conocido, y ser capaz de hacer revivir sensaciones mías a oyentes cuya vida nada tenga que ver con la mía.

Pero como no es así, solamente puedo dar gracias porque haya personas regaladas con ese don, y nos puedan hacer disfrutar, aunque sea colocándonos a los demás lágrimas en los ojos, de emoción y de sentimiento, y pedir que si tienes esa suerte, fomentes tu cualidad y que el resto podamos disfrutar de ti.

De nuevo, la música presente en tantos momentos delicados e importantes...

Orden en el desorden

Como casi siempre... escribiendo en mi blog una vez a la semana, esa vez a la semana que me recuerda que tengo un tiempo para mí, que aún existe ese pequeño espacio donde todo está en su sitio, y todo sigue en su sitio simplemente porque yo sigo en mí.

Puede que sea caótica, incoherente e imprevisible, pero yo, al igual que mi dormitorio, mi baño, o mi mesa de trabajo, vivo en mi interior en un desorden ordenado. Me comprendo a mí, y a pesar de que no sepa lo que quiero ni lo que no quiero, soy consciente de esa duda, y la mantengo y la asumo. Sin discutir con ella, en una tranquila convivencia donde ambas nos toleramos. Incertidumbre y yo nunca nos hemos llevado bien, pero a fuerza de pasar tiempo juntas nos hemos cogido cariño, y como los toros, hasta querencia (Dios me libre de cualquier alusión a cuernos).

Aún no he encontrado ese hueco para hacer las pequeñas y las grandes cosas que mi día a día no me deja ubicar donde quiero, pero el desorden tampoco es total. Por ahora hay demasiado en el aire, y trato de ir capeando como puedo los temporales que arrecian de vez en vez. Por ahora no los capeo demasiado mal, y eso me reconforta y me reconcilia conmigo misma. Nunca pensé que una vida tan activa y tan poco rutinaria la podría llevar con tanta soltura y hasta con alegría. Nunca creí que, estando cansada, una actividad especialmente dura me serviría para relajarme. De vez en cuando descubro cosas en mí que me hacen ver que estaba muy equivocada cuando la automanía persecutoria se encontraba cómodamente instalada en mi cabeza.

Aún tengo mucho que desahogar, pero ni siquiera sé si quiero que sean "capítulos que cerrar", expresión un tanto absurda que he oído hoy (y que ni siquiera sé si quiero incluir en mi blog, pero lo dejaremos como un pequeño guiño). Me gustaría poder escribir algo bonito y original, una actualización conmovedora y tierna, de esas ñoñas pero innegablemente bonitas, y que erizase un poco la piel del lector. Sin embargo, puede que todavía no tenga estructura el desorden de mis pensamientos y, simplemente, deba dedicarme a publicar entradas errantes e inconexas aunque ciertamente positivas, que no son sino fiel reflejo del estado mental de su autora.

lunes, 20 de octubre de 2008

Sin tiempo de ná


Pues eso, que lo que dice el título, que no tengo tiempo de nada, y no quiero que mi blog pase a engrosar la lista de blogs polvorientos y olvidados que vagan por la red, pero es que cuando llego a casa... ¡Nescafé Capuccino! Que nooo... que a veces me da la sensación de que mi vida se ha convertido en un residir en la oficina, para volver a casa simplemente para darme un ducha y dormir, dos cosas cuyo orden puede ser invertido y en eso consiste el acontecimiento del día.

Sí, podría decir, eso, pero sería faltar a la verdad y quejarme de vicio. La verdad es que me encanta lo que hago, no dejo de aprender incontables cosas nuevas, y me pasan un montón de cosas nuevas cada día, siempre es una incógnita qué puede suceder, y desde luego, que la palabra "rutina" está por completo fuera de mi vocabulario. Por supuesto, siempre apostillando después "por el momento".

Aun y con todo, hoy ha ocurrido uno de esos pequeños acontecimientos que le ponen si cabe un poquito más de salsa a la vida: para mañana se ha organizado rápidamente una pequeña cena de amigas, en nuestro restaurante favorito, para ponernos al día. Un "running-looking" le llamamos, vernos las caras, contarnos, reírnos de nuestra sombra... pasar un buen rato. Y por eso, ya tengo el motivo de hoy por el que acostarme contenta.

domingo, 12 de octubre de 2008

Enmarronarse y hacer las cosas bien


He cumplido mi primer día como enmarronada de los que se seguirán durante el resto de mi vida. Éste término podría definir "Trabajar mucho, o más que otros, especialmente en trabajos duros y con escasa compensación". Comentando el hecho de mi enmarronamiento -que a continuación explico- con un amigo que trabaja en otro despacho, hemos descubierto los dos que el referido término es de uso común en el argot letrado, especialmente entre los abogados junior. Resulta que me ha tocado pringar el día de la fiesta nacional y quedarme levantando el despacho yo solita. Alaaaa qué exagerada! En realidad no me he quedado yo sola, había varias personas más, tampoco era tan importante lo que yo hacía como para llamarlo "levantar el despacho". Pero suena bien! El caso es que he echado varias horitas allí por la mañana y otras tantas por la tarde, aunque para ser sincera, suena peor de lo que ha sido, aún no estoy quemada y me hace ilusión que me encarguen cosas. Todavía el trabajo tiene tintes de hobby, y cualquier encargo que conlleve una tarea mínimamente interesante, le pongo todo el interés porque tengo todo por demostrar.

De vuelta a casa, es un día raro, que es domingo pero parece sábado, aunque yo lo siento como viernes. Los planes brillan por su ausencia, aunque no me tortura precisamente la idea de quedarme en casa con el pijama y un poco de sofá, que casi no lo pruebo ¿Será que me hago mayor? Ya mañana será otro día, como dicen, y puede que baje a la playa a pasear, que creo que mejora el tiempo, y me saco la contaminación y el polvo de los pulmones.

Polvo que me he quitado con dos reencuentros de los importantes esta semana, muy diferentes entre sí, muy esperados los dos. También hubo reencuentros en el curso de formación, un compañero de carrera, de una promoción más, con el que compartí momentos importantes de mi vida de estudiante, y que me trajo muy buenos recuerdos. Me gustó darme cuenta de que la alegría por vernos era mutua, y conversamos quizá con más sinceridad que nunca. Me dijo una frase que he hecho propia, adecuada para aplicar a muchas circunstancias: "En esos momentos te das cuenta de que estás haciendo las cosas bien". Cuando te reencuentras con alguien que te inspira simpatía, y recibes una sonrisa y abrazo sinceros de esa persona, cuando te ves rodeado de personas a las que admiras, cuando vuelves a ver a alguien querido y sientes que la emoción que te llena le llena a él también, y las lágrimas que afloran en tus ojos son las mismas que asoman por los suyos. En ese momento crees que algo has hecho bien.

sábado, 11 de octubre de 2008

Primera semana


Después de una semana en el nuevo trabajo, debería hacer algo de balance, pero para ser sincera, me siento tan abrumada por la cantidad de cosas que tengo que aprender, que me parece ridículo hacer cualquier clase de valoración tras sólo unos pocos días de estar por allí.

Lo que sí es cierto es que cada día me levanto contenta y llena de energía, y que, por algunos comentarios que he recibido de compañeros, transmito esa ilusión y alegría. Eso me pone un poquito orgullosa cuando lo oigo, porque no sólo es bueno ser, sino parecer, y las apariencias, sobre todo en los primeros momentos, son más importantes que la esencia misma. Hay momentos difíciles, pero estoy controlando bastante bien mis arranques de nervios y de genio, sobre todo porque en términos generales, todo compensa sobradamente. Estoy encantada de estar rodeada de gente muy inteligente, interesante, llenos de buen humor, y además, unos juerguistas de cuidado. Gente joven, de muchos sitios, que tienen mucho que aportar.

Qué decir de mis compañeros directos de departamento, que los que estaban de antes están teniendo una paciencia de santo con los que hemos entrado ahora, que dejan sus asuntos de lado en cuanto les hacemos una pregunta, que siempre tienen un momento cuando se lo pides, y que no les importa repetir lo mismo seis veces, y siempre con buen ánimo. Se nota que es gente a la que le gusta su trabajo, porque con la cantidad de horas que se echan ahí, o te gusta o te desesperas... en fin, espero que todas las buenas sensaciones que tengo ahora permanezcan mucho tiempo, y que dentro de unos meses pueda escribir una entrada como ésta.

Estoy completamente perdida de la actualidad, no veo telediarios, ni leo periódicos, ni nada parecido, eso es algo que no me gusta mucho, así que tendré que ir buscando mis métodos para estar al día, y en general, para sacar un poquito de tiempo para las tareas cotidianas. Pero no me agobio, seguro que poco a poco iré cogiendo el ritmo sin darme cuenta, e iré organizándome todo lo demás.

Por ahora, todo estupendo, al menos, hasta nuevo aviso!

sábado, 4 de octubre de 2008

A las duras y a las maduras

Ya volví. Volví con una nueva vida, con una nueva esfera que me rodea que es la del mundo del despacho, a partir de hoy la esfera más importante que me rodeará durante los próximos años (espero) además de mi familia. Si bien han sido unas semanas intensas y duras, bastante duras, la experiencia ha sido enormemente positiva y útil. A menudo nos hemos quejado, todos los que estábamos allí, pero sabiendo que nos vamos a acordar para siempre de esta especie de Gran Hermano que hemos vivido. Todos comiendo, durmiendo, trabajando... viviendo en general, en el mismo espacio, siempre el mismo. Sin tiempo apenas para leer el periódico, ver la televisión e incluso llamar por teléfono (los que tenían pareja, que eran la mayoría, incluso han tenido pequeños conflictos maritales por este motivo), parecía como si fuera de allí no tuviéramos vida, como si al terminar la estancia nada más nos esperase.

Aún me quedan cosas que procesar, pero ya sé que tengo mucho aprendido.

De lo primero que se aprende cuando se entra a trabajar es la frase que da título a esta entrada. Se puede traducir como "Sal, pégate un fiestón, socializa y relaciónate, pero cuidado... a las 9 de la mañana tienes que estar firme, arreglado, presentable y dispuesto a asimilar 9 horas de clase, 2 exámenes, como si hubieses pasado toda la noche durmiendo plácidamente". Es decir, que el cachondeo ha de venir acompañado de seriedad y viceversa, y que tan importante es ser un "coquito" como socializar, relacionarse y todo ello, dando el cante lo menos posible. Esto no lo digo sólo yo, nos instigaban a ello desde arriba, y esto estaba en la hoja de evaluación de los profesores, donde aspectos como "asimilación de conceptos" puntuaban, pero al tiempo también había casillas de "liderazgo", "compañerismo"... y nos daban nota por ello.

Que mis antiguos días de fiestera no estaban perdidos para siempre, solamente tenía el cuerpo desentrenado, y acostarse a las 6:30 y levantarse a las 7:30 y desayunar después es posible. Eso sí, no más de 3 días seguidos (desde mi experiencia).

Que no es bueno dejarse llevar por las primeras impresiones, porque hay lobos con piel de cordero y corderos con piel de lobo.

Que la línea entre el ambiente relajado, el cachondeo padre y la seriedad es muy fina y difícil de tratar, así que ante la duda, mantener una actitud discreta y no relajarte aunque estés de copas con tu jefe. No sabes qué ojos miran, que oídos oyen, qué cámaras te rodean ni qué se puede utilizar en tu contra, que puede ser todo.

Que un bocadillo puede tardar más en ser preparado que en realizar un pedido a Telepizza, que le lo traigan, que te lo comas y recojas los restos.

Que recordar la Contabilidad es más duro de lo que creía, que las tarjetas se desmagnetizan al lado del móvil, que hay espíritus libres y personas que sufren "insatisfacción crónica". Que no hay que ver la mancha, sino el conjunto que la rodea, y que es bueno indagar y bucear en las personalidades que te encuentras, porque todo el mundo tiene algo que aportar, y que quien parece más frívolo puede ser el más profundo.

Que en los momentos difíciles se saca mucho positivo, porque contrasta más lo bueno con lo malo, la eterna relación del Ying y el Yang, y entonces hay que fijarse en lo positivo para tirar por ahí y no perder la esperanza, porque siempre hay una nueva esquina que volver, detrás de la que puede esperar algo muy bueno.

Que una sonrisa aporta a quien la recibe y a quien la da, y que responder con simpatía te abre más puertas que hacerse el duro.

Cada uno de los puntos pueden merecer una entrada aparte, que será reflejada aquí cuando en escaso tiempo que tendré a partir de ahora me lo permita, y cuando se vayan ordenando en mi cabeza la avalancha de ideas que me viene en estos días. Ahora me preocupa aprender, asimilar, estudiar y dar lo máximo y lo mejor. Me parece que mi trabajo me va a gustar, por duro que parezca, porque las horas se me pasan sin darme cuenta y termino contenta y planificando cosas para el día siguiente.

El curso ya quedó atrás, pero las personas conocidas, las experiencias vividas, lo aprendido (académico y no académico), los momentos buenos y los duros (que los ha habido) quedan retenidos para siempre, en mi activo, y que la cuenta de Pérdidas y Ganancias da un Resultado del Ejercicio muy positivo que ayuda a incrementar mi Neto por el momento, descargándome así de Deuda ajena.