domingo, 31 de agosto de 2008

Hoy la fuerza se me va por la boca... y realmente sólo quería decir esto

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis venas va, ligero de equipaje
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.

(Peces de Ciudad. Joaquín Sabina)

Qué dura es la recta final


Hoy tengo el día con la sensación de que sé menos de la asignatura que hace una semana. Cualquiera me diría “eso es que te la sabes muy bien, y vas al detalle”, pero no, yo sé que no es eso. Hace una semana sabía resolver los problemas seguidos, sabía muchos procedimientos que ahora no recuerdo cómo se hacen si no es mirando en las soluciones, me quedo atascada, hay muchos aspectos de temas que me pueden caer en preguntas de los que ya no recuerdo cómo se hacen, la teoría hace mil que no me la miro… ¡tengo un caos…! Y estoy agotada ya de esta asignatura. Una asignatura anual de problemas es mucha tela para mí, que siempre me lo voy sacando todo poquito a poquito, y ahora hay mucha miga. ¡Y con todo lo que hay en juego! Bueno, en eso prefiero no pensar. Que en junio me agobié con eso, y mírame. Solamente que me gustaría hacer el examen bien, que le he puesto mucho interés y muchas horas, que ya tengo el libro trillado, que ya me quiero quitar la asignatura tonta de las narices! Jeje, como todo estudiante en septiembre, si es que es lo que hay, qué le vamos a hacer.

Hoy es que tengo el día tonto y quejica. Yo no sé por qué precisamente hoy, pero me ha dado una neura con las comunidades web éstas que están de moda… Estoy apuntada a algunas, y reconozco que son entretenidas, pero hoy tengo el sentido del ridículo muy a flor de piel, y desearía desaparecer de todas ellas. Tanta foto, tanto comentario… hoy veo ridículos mis comentarios, mis fotos, mi imagen… simplemente, aparecer en ello. Es como si estuviera avergonzada. Ahí quedan las cosas para los restos, las fotos colgadas, comentarios escritos cuando no vienen ya a cuento, mucho tiempo después, y todo el mundo puede curiosear por tus cosas, o por las de tus amigos en las que apareces tú. También hay cosas que no quieres ver, y sin embargo están ahí. Yo qué sé, mucha información.

No me borro porque sé que mañana estaré arrepentida, pero hoy desearía bloquear mi perfil, hacer como en el Messenger “No estoy disponible. Hoy no me veas”. Parece un sobre con trocitos de mi vida, abierto por igual a todos los que quieran mirar, tanto si son íntimos amigos o si son conocidos de refilón. Hoy quiero borrar mi paso, me siento absurda cuando veo cosas puestas por mí.

Miro por la ventana y veo atardecer por detrás del monte y los edificios. Me pongo melancólica. Echo de menos a gente. Echo de menos miradas, complicidades, abrazos, frases al oído.

Ya se está terminando el día, y mañana será otro, y pasado será otro… todo llega, tengas más ganas o menos. Hay que vivirlo bien, hay que ponerle entusiasmo, para qué lamentarme del tiempo mal aprovechado? En un par de días tendré mi examen hecho, ya estará la suerte echada. Todo va a ser igual, con buena o mala cara. Pongámosle la buena, ¿no?

sábado, 30 de agosto de 2008

MadriZzzzz


¡Que voy! Abran paso! Ojalá ésta sea la buena...

jueves, 28 de agosto de 2008

Especies de Biblioteca Temporada verano/otoño


Hay un fenómeno curioso, sobre el que tenía muchas ganas de hablar, que es el de los modelitos en la biblioteca. A ver, uno a la biblioteca va a estudiar… sí, también socializa, se encuentra con gente… pero básicamente va a estudiar. De lo contrario, nos quedaríamos todos en una cafetería y no cargaríamos con los libros, los códigos, los post-its, la calculadora, los rotuladores, el atril (hay gente pa tó) los tapones para los oídos (sí, ¿qué pasa? Cuando los pruebes un día de desconcentración me cuentas), los folios en sucio, la libreta, los apuntes, los exámenes de otros años… ¡que pesa un quintal! En fin, quedamos que el objetivo primordial es estudiar. Mira, yo no sé lo demás, igual es que una es una tiquismiquis, pero yo para estudiar, como en pijama o chándal, nada. Bueno, en la biblioteca eso es difícil, porque hay una imagen que mantener, pero es que no me explico esos modelitos que impiden la concentración, amíquenomecuentenmilongas.

Tenemos el modelo “Rambo”, es decir: cinta ancha a modo de venda de la frente, toda por encima del pelo, así aplastándolo, atada entre la coronilla y la nuca, preferiblemente de colores llamativos y colgando por delante del cuerpo el resto de la cinta. (superfresquito para el verano)

Tenemos el modelo “minifalda”: justo debajo del trasero a ser posible, combinada con botas cowboy. Es posible encontrarles cerca de una Rambo. A veces son la misma (para compensar el calor de la frente con el aire acondicionado por las piernas). Se les reconoce por el sarpullido en la parte de detrás del muslo, porque se les roza toda superficie de asiento.

Tenemos el modelo “Tacones”: aún no sé cómo nadie los ha prohibido en las bibliotecas. Tenía que estar tan prohibido como hablar por móvil… o incluso más.

Tenemos los diversos modelos “Complementos” A ver, los pendientes grandes se enredan en el pelo, hacen ruido en la oreja cada vez que mueves la cabeza… eso NO está pensado para estudiar! Las pulseras gordas… ¿alguna vez has escrito llevando una pulsera de más de 5mm de grosor? Es físicamente imposible!! No se puede apoyar la muñeca sobre la mesa, no se tiene pulso para escribir… por no hablar de las que les cuelgan cosas y suenan “tilín tilín” cuando borras con la goma, cambias de bolígrafo…

Tenemos la peloplancha me coloco el flequillo de modo que me tape un ojo. Pero oye, con horquillas y todo para que ahí no se menee ni un pelo. ¿Pero es que tú estudias por contacto telepático con el folio?

Ay, pero entre todos ellos hay uno que se lleva la palma: La Escote. No es difícil imaginar el porqué del nombre. Enseña el diámetro completo del pechamen. De arriba abajo. Es que tiene tela… o más bien, muy poca tela! Y mira que las lleva apretaícas, a punto de explotar. ¿Te crees Carmen Alcayde? A mí que me expliquen el motivo de esa vestimenta: vestido cortísimo, marrón, de tirantes anchos que le terminan cuando le terminan las tetas. Sí, soy una ordinaria, pero ella más. Es que madre mía, no sé ni como estudia la pobre de enfrente, que aunque sea una chica… yo qué se, yo estaría pensando que se le va a salir una y me va a atacar en la cara de un directo de pechazo. El primer día que la vi creía que sería cosa de una vez, pero va siempre igual. Yo creo que tiene que ser hasta difícil encontrar ropa en las tiendas para sus exigencias de escote!! ¿¿Para qué narices vas a estudiar así??

Menuda jungla… ¿y lo bien que me lo paso viéndolo todo? Quizá sea yo la delicada para estudiar, todo dependerá de quién lo mire… Si alguien quiere un consejo, yo le diría: “donde fueres, haz lo que vieres” ¿¿Biblioteca?? ¡¡Trae pacá esas lentejuelas!!

Suerte si tienes exámenes este septiembre.

martes, 26 de agosto de 2008

Amanecer


Hoy hace ocho días que no sé nada de él. Más de una semana. Hoy hace tres días que yo no me comunico con él. Sí, los cuento, porque me cuesta un inmenso esfuerzo. Y ayer hizo diez días que la bomba estalló. Diez días largos, diez días muy, muy intensos. Días para pensar mucho, y para llorar más. Días para odiarte, para aborrecerle, para descubrir cosas y para extraer conclusiones. También días para amarle intensamente, para recordarle, para sentirle dentro de mí. He tenido la fase de negación, la de ira, la de negociación, la de depresión y la de aceptación. Todas y cada una, desordenadas, según el momento.

La fotografía escogida es un amanecer. Me resisto a creer que tras un ocaso viene la oscuridad definitiva. Tras el ocaso viene la noche, la oscuridad, pero a las pocas horas amanece de nuevo. Siempre amanece de nuevo. Es un día distinto, pero amanece una y otra vez en la misma ciudad. Puedes ver una ciudad fea, sombría, poco clara. Entonces es cuando llega la noche, no ves nada, quizá sientas miedo. Pero después aparece el sol, poco a poco, y de nuevo llega el día, y descubres que esa ciudad que creías tan tenebrosa y sin posibilidades puede ser una ciudad muy bella. Cuando hay luz todo está bien. Sólo hay que tener paciencia para esperar a que amanezca de nuevo.

¿Ahora qué siento? Ahora mismo, prácticamente nada. Y doy gracias. Porque cuando siento algo, es dolor. Quiero establecer contacto con él, pero no sé cómo hacer, tampoco sé si es su momento. Pero me da miedo de que se supere la etapa de necesitarnos. Hablamos hace poco de que si algo se enfría, es que debe enfriarse, y si debe permanecer un sentimiento, no se enfriará jamás. Pero eso no es cierto, porque ya se sabe que “el tiempo todo lo cura”. Si decides olvidar a alguien, ciertamente, con más o menos tiempo, le olvidarás. Es sólo cuestión de tiempo, más o menos según lo intenso del sentimiento inicial. Y cuanto antes te pongas a ello, antes lo conseguirás. El miedo que me da es que la intención actual no es la de olvidarnos mutuamente, sino poner distancia para salir de un bucle de discusiones y estado anímico débil para poder continuar con fuerza, si es que al recuperar un buen estado anímico decidimos conjuntamente que debe ser así. Pero si nos excedemos en el tiempo, si se nos va la mano, puede que esto se quede en algo diferente, deslabazado y poco claro. Que por arreglar el cable, lo terminemos de romper.

El ser humano necesita certidumbre. Ya lo saben las pitonisas de pacotilla que se anuncian por televisión (¿alguna no es de pacotilla?) que predicen a desesperados sobre enfermedades, trabajo y, sobre todo, amor. Las personas necesitamos seguridad y tranquilidad. Y yo siento que todo está en el aire. Desde la serenidad recuperada, y flotando sobre todas mis reflexiones, planea la duda de cómo estará él. Si me echará de menos, si se acordará de mí. Si cuando se acuesta piensa en las veces que nos hemos acostado juntos, si cuando ve una fotografía mía imagina que mi mirada está puesta en él, como imagino yo cuando veo las suyas. Qué pensará sobre lo que ocurre, si me necesita, si quiere saber cómo estoy. Cómo le habrá ido en la entrevista sobre el trabajo, cómo estará pasando los días, si siente que me echa en falta, como yo le echo en falta a él.

Hoy me he encontrado en la biblioteca con otro “él”, con alguien que fue “él” en su momento. Qué situación más rara. Cuatro años sin vernos, hoy las miradas se han cruzado furtivamente, ninguno ha dicho ni hecho nada. Nos vigilábamos de espaldas. Pero no había tensión. Cuatro años sin verle, y me reencuentro con una pérdida justo en el momento en el que no sé si debo asumir otra. No he sentido más que curiosidad. Me he puesto mis gafas porque no me lo creía, pero ni nervios, ni dolor (ni mucho menos), ni tampoco alegría, simpatía o cariño. Simplemente vacío. “Está más gordo” quizá ha sido mi pensamiento más elaborado (jejeje).

Me estoy construyendo una pequeña parcela propia, me estoy reconciliando conmigo misma. Hace unos días que me siento más positiva respecto a mí que nunca. Me gusta lo que devuelve el espejo, me sorprendo de mí. Oigo halagos, pero los mejores son los que provienen de mi interior. Me estoy desvelando como más fuerte de lo que creí, y ya tengo la seguridad de que todo se pasa. Al tener que luchar contra los elementos en esto que me ha pillado tan desprevenida y en un momento tan débil, he descubierto aspectos de mí que desconocía… y amigas que no recordaba. Pero la resignación o la conformidad no implican aceptación y ni mucho menos deseo de que las circunstancias continúen.

Tengo ganas de hacer ese examen, que sé que voy a aprobar, tengo ganas de comprarme “trapitos” para ir al trabajo, tengo ganas de empezar a trabajar, muchas ganas. Sé que valgo muchísimo, y quien no sabe apreciarlo, no merece nada de mi dolor. Quien no lo vea, se pierde algo muy grande. Estoy plenamente segura de ello, probablemente más de lo que lo he estado nunca.

lunes, 25 de agosto de 2008

Cuando no se dice nada en absoluto


Llevo varios días de escribir y escribir... hacía mucho que no escribía tanto y no experimentaba la sensación tan placentera y tan reconfortante que me da el conversar conmigo misma... y no, no estoy loca. Cuando me paro a escribir saco lo que de verdad llevo dentro, algo que muchas veces es doloroso pero siempre me sorprendo y me ayuda a clarificarme. Sé que este blog no es cien por cien privado, y si bien cuando publico no lo hago pensando en quienes lo puedan leer, sí que hay escritos que suponen demasiada desnudez como para colgarlos en algo tan frívolo como es Internet. Pero guardando hoy uno de estos documentos que me están ayudando tanto, me he encontrado en el ordenador con algo que escribí hace ya algún tiempo. En realidad no sé si alguna vez lo llegué a subir al blog, pero me ha llamado la atención la actualidad de lo que digo, el no arrepentirme ni una coma de lo que digo, y el sentirme así casi tres años después. Lo pongo a día de hoy, porque sigue vigente:

Las cosas más importantes, y las más sinceras nunca se dicen con palabras. Si has sentido alguna vez qué es quedarte mudo, o decir justo lo contrario de lo que pretendías, o haber decidido no decir justo lo que finalmente sale de tus labios…simplemente porque una imagen contrae todos tus sentidos y porque hay una mirada que cuando se encuentra con la tuya piensas que no merece la pena dedicarte a pensar en nada más, solamente a contemplarla. Si sabes lo que es eso entenderás qué son las dichosas mariposas en el estómago, cómo la ilusión y la pena se mezclan con una permanente sonrisa estúpida, y lo que es buscarle significado hasta al tono de voz de un “qué tal” o la forma de poner “besos” en un mensaje.

En los silencios hay más palabras que en millones de e-mails, conversaciones y mensajes de texto. Con frecuencia lo que se calla es más importante que lo que se cuenta, pensad en los secretos. Pero ¿qué sucede con aquello que queda guardado? Puede que se transforme… hay muchos tipos de lenguaje a los que sólo hay que prestar un poco de atención, en los que quedan convertidas las palabras nerviosas que no alcanzan a cobrar sentido o ni siquiera llegaron a pronunciarse. Igual que hay muchos idiomas, hay infinitos modos de entender y hacerse entender cuando lo que se quiere decir nos supera.

Para todos aquellos que entiendan lo que significa todo esto, para los que alguna vez se han sentido idiotas y repasado mentalmente aquella conversación desastrosa.

Releyendo, me he dado cuenta de que parece que me refiero al "silencio negativo", al cobarde, pero no es así. Me refiero por completo al silencio "positivo", al transmitirse sensaciones sin necesidad de palabras, a aquello que ya apuntaba Ronan Keating en su canción "When you say nothing at all", en la película Notting Hill (maravillosa película, maravilloso lugar). A veces las palabras nos traicionan, nos llevan a hacer ver algo completamente diferente de lo que sentimos o queremos transmitir. El contacto humano no puede ser superado por nada, y una sonrisa es el mejor regalo que se puede dar y que se puede recibir.

Por miles y miles de sonrisas en la vida. Y si no la recibes, regálatela en el espejo. Quiérete. Quien quiera que seas, eres único e insuperable. Siempre. Siempre. Siempre.

miércoles, 20 de agosto de 2008

What you're made of

Just like I predicted, we're at the point of no return
We can't go backwards, and no corners have been turned
I can't control it, if I sink or if I swim
'Cause I chose the waters that I'm in

And it makes no difference who is right or wrong
I deserve much more than this
'Cause there's only one thing I want

If it's not what you're made of
You're not what I'm looking for
You were willing but unable to give me anymore
There's no way,
You're changing,
Cause some things will just never be mine,
You're not in love this time...but it's alright.

I hear you talking, but your words don't mean a thing
I doubt you ever put your heart in anything
It's not much to ask for, to get back what I put in
But I chose the waters that I'm in

And it makes no difference who is right or wrong
I deserve much more than this
'Cause there's only one thing I want

If it's not what you're made of
You're not what I'm looking for
You were willing but unable to give me anymore
There's no way,
You're changing,
Cause some things will just never be mine
You're not in love this time...but it's alright.

What's your definition of the one?
What you really want him to become?
No matter what I sacrifice it's still never enough.

Just like I predicted
I will sink before I swim
'Cause these are the waters that I'm in

If it's not what you're made of
You're not what I'm looking for
You were willing, but unable to give me anymore
There's no way,
You're changing,
'Cause some things will just never be mine
You're not in love this time.
If it's not what you're made of
You're not what I'm looking for
You were willing, but unable to give me anymore
There's no way,
You're changing,
'Cause some things will just never be mine

domingo, 17 de agosto de 2008

Hace un año


Por ahora, hace un año, estaba apunto de irme de Erasmus a Londres. Por ahora, hace un año, estaba realmente preocupada porque no tenía alojamiento y estaba todo el rato metida en Internet rastreando posibilidades, mirando aquí y allí, desgastando Google de poner de todas las formas posibles que buscaba un techo. Me compré mi guía de la ciudad, la tenía como libro de lectura, cuánta ilusión...

Por ahora hace un año que comencé a volver a frecuentar comunidades web, blogs y chats, ya que pasaba tanto tiempo al ordenador buscando alojamiento, que necesitaba entretenerme mientras tanto. Una experiencia que no tenía desde que pusimos Internet en mi casa por primera vez, cuando la tarifa plana y ADSL no existían aún. Desde entonces no hablaba con desconocidos en un chat, no entraba en comunidades ni en foros, me sentí realmente rara de hacerlo de nuevo.

Sin embargo, echo la vista atrás y lo recuerdo como un momento realmente excitante, como unos días de muchísima ilusión, incertidumbre, ganas de irme. Me sentía como aquellos veranos que me iba a aprender inglés por unos días, pero sabiendo esta vez que era a lo grande, a sabiendas de que iba a ser una experiencia muy importante porque todo el mundo me lo había dicho. Era consciente del paso, estaba feliz de haberlo decidido, y aunque el hecho de no tener aún casa era algo que me inquietaba mucho,también me encantaba el gusanillo en el estómago de llamar tantas veces por teléfono a residencias y ver que podía mantener la conversación sin problemas, mandar mails con la esperanza de recibir un "sí", ver fotografías de las casas y la ciudad e imaginarme allí, con la seguridad de que eso iba a pasar. Descargarme listas de cosas que llevar para un viaje, hacer la maleta poco a poco, despedirme de mis amigos con la alegría de irme, comprar el billete de avión... Lo preparé con un interés como pocas veces he tenido por algo.

Fueron unos días muy emocionantes, fue una experiencia en sí la preparación del viaje, con todo lo que viví y sentí mientras lo hacía, y todo lo que conllevó, que fueron cosas que ni pude imaginar y que a día de hoy aún permanecen en mi vida de un modo muy importante. Igualmente, me siento muy satisfecha de haber podido vivir un Erasmus en una ciudad tan grandiosa y trascendente. El único "pero" es la añoranza que siento, lo que me gustaría rebobinar y volver a sentirme igual. He entrado varias veces a la página del hostal donde estuve alojada y siempre recuerdo la mezcla de alegría, incertidumbre y emoción de aquellos días de finales de verano, de finales de tantas cosas.

...No sabía que mi vida estaba a punto de cambiar tanto.

martes, 12 de agosto de 2008

Reconocer qué hay en una mirada

Hay necesidades raras. O apetencias, según se mire. Hay apetencias que tornan a necesidad. Hoy yo necesito escribir, una falda, y una camiseta rosa. La camiseta sólo, la falda aún no la he visualizado. También necesito tiempo para todo ello, y ya que es más sencillo conseguirlo para lo primero, me dispongo a escribir. Lo malo es que no se me ocurre nada ingenioso, o bonito, o que me desahogue. Nada de nada, así que no comprendo por qué esas ganas de escribir. Y aquí estoy, dándole a la tecla sin sentido.

Qué sorpresas te llevas con las personas. Creía tener la facilidad de lo que se dice “calar” a la gente, eso de saber más o menos cómo es alguien, cómo tratarle, por dónde van sus tiros, sus opiniones… esas cosas. Y no sé si es que he perdido el don, si es que nunca lo he tenido, o que conozco a individuos cada vez más complejos. El caso es que últimamente me desconcierto con el trato humano. Ya me cuesta hasta trabajo diferenciar cuándo caigo bien y cuándo no, cuando soy considerada relevante y cuándo paso desapercibida o más bien algo rechazada. Eso hace que me lleve sorpresas muy agradables y otras no tanto.

El tener la expectación sobre cómo es alguien y descubrirlo poco a poco es interesante, Cierto, pero provoca mucho de desconfianza y confusión, sobre todo cuando cambia para peor respecto de lo que se creía. Cuando ocurre al revés, es una alegría y un alivio. La receta es no esperar nada, dejar que todo fluya, no entregarse al máximo, y sin darte cuenta, conoces a la persona en todas sus dimensiones. Lo malo es que no siempre se puede esperar, porque hay veces que ciertas personas entran a formar parte de tu vida habitual, y compartes gran parte de tu tiempo y de tus vivencias sin saber ni si hay feeling ni si puedes confiar. La receta sigue siendo ser uno mismo, sin preocuparse, y ser educado, una baza que no todo el mundo sabe valorar como se merece y que nos favorece en casi todas las situaciones.

Si escribo sobre esto es evidentemente, porque es un asunto que me preocupa, que tengo en la cabeza. Ya he encontrado mi tema para resarcirme hoy, algo muy corto, pero me cuesta dejarme llevar y escribir todo lo que me gustaría, quizá por miedo la las lecturas del blog. No sé si es el mejor medio para poner por escrito lo que pienso, aunque desde luego mejor que en un papel, que además de ocupar espacio, se convierte en algo así como el diario con candado que tenía de pequeña. Soy muy comunicativa, pero tengo muchos secretos que no quiero desvelar, y que sin embargo, golpean y golpean por salir, y no sé dónde colocarlos.

martes, 5 de agosto de 2008

Lo de menos es que se llame o no Crisis

Abril 2007 informe económico del presidente del gobierno:
“Tenemos muchas luces verdes. Y muchas de ellas con la intensidad y la energía suficiente para iluminar un largo tramo del futuro. Este paisaje tan positivo que dibuja el futuro de nuestra economía es fundamentalmente fruto de la madurez que ha alcanzado la sociedad española”.

En el debate económico, Solbes acusó a Pizarro de “catastrofista”, de "pesimista” y de “poco patriótico”. Sin embargo, un mes después, en abril de 2008: informe económico del presidente del gobierno:
“Tanto la coyuntura internacional como los datos económicos más recientes permiten anticipar que el ajuste de la economía española va a seguir en los próximos meses con un crecimiento a final de año por debajo del 2%”
Y no sólo esto, sino que el 24 de junio, Solbes aseguraba que 2009 sería aún peor que 2008 (pero Pizarro era catastrofista).

¿Medidas? Congelar salarios de altos cargos, reducir drásticamente la oferta de empleo público. Según la Vicepresidenta, con la medida de los 400 euros repartidos por igual a todos los españoles sin distinción (igual para Ana Patricia Botín que para la cajera del Lidl, insisto, medida útil y socialista donde las haya) han agotado prácticamente la totalidad del paquete de recursos para afrontar la desaceleración acelerada.

Es decir, congelar salarios, reducir puestos de trabajo de calidad. Pero el Ministro de Trabajo asegura que el paro va a alcanzar el 11%, e instan a todos a arrimar el hombro. Que digo yo, ¿Qué significa “arrimar el hombro”? No creo que empujando entre todos una viga mejore la situación. ¿“Arrimar el hombro” significa no crear/destruir puestos de trabajo? ¿Reducir los salarios? Pero si en su programa electoral incluían elevar el salario mínimo… ¿O es que el Gobierno no ha de arrimar el hombro? Eso a quién corresponde, a los cada vez más empresarios que han de presentar suspensión de pagos? O a lo mejor es que arrimar el hombro consiste en que aquellos que han creado un negocio de éxito, como Amancio Ortega, deban salir a la calle como Joker en la escena de Batman, lanzando billetes durante un desfile. O mejor no, que lo hagan los electricistas y los albañiles que nos han cobrado sus servicios a precio de platino durante estos años… sí, sí, los mismos que ahora dicen que el dinero público, es decir, el que aportamos todos, debe materializarse en forma de ayudas para que ellos salgan del paso.

También he escuchado muchas opiniones que se lamentan de que con los resultados tan negativos que se arrojan, los bancos estén teniendo beneficios históricos. Pues bien, al respecto, SÓLO una semana después de las elecciones, (qué curioso) se conoce que en la reforma de la Ley Hipotecaria que maneja el Gobierno se recoge la posibilidad de que los bancos puedan obligar a sus clientes a hipotecar otros bienes en el caso de que el precio de la vivienda sobre la que tienen el préstamo cayese un 20% por debajo del precio de la hipoteca. Según Organizaciones de Consumidores y Usuarios, un “verdadero atropello”, por significar, además, permitir la modificación unilateral de un contrato entre cliente y banco. Igual esto sí es arrimar el hombro y una medida de protección a los trabajadores, su principal colectivo a proteger, como no se cansan de repetir en todos los telediarios.

Hay ciudadanos que indican que no se debería haber permitido que la economía de un país se sustentase casi en exclusiva en la construcción, que las leyes deberían haberlo previsto, que no debería haberse dejado que las inversiones de los ciudadanos y las empresas cayeran en la inconsciencia de reposar en un único sector. Pero el Presidente del Gobierno se jactaba en abril del año pasado de la “madurez de la sociedad española”, como fuente básica del crecimiento económico experimentado.

En marzo, quienes alertaban de todo esto, eran “pesimistas, y con pesimismo no se gobierna”.

El gobierno de un país no es cuestión de palabrería, ni de labia, encanto personal o dar bien en cámara. No es tener cara de muñeco diabólico o de pronunciar raro las eses.