miércoles, 28 de mayo de 2008

Una fina manta color naranja


Yo una noche de diciembre salí de un pub a buscar un taxi para volver a casa. Al cabo de veinte minutos buscando, solicité uno por teléfono, esperé quince minutos, me llamaron para decirme que cancelaban mi petición. Volví a llamar, esperé diez minutos y me lo volvieron a cancelar. Entonces decidí volver a casa andando. Tardé prácticamente una hora exacta en llegar.

Yo esa noche me acosté entre temblores, me tuve que poner dos abrigos, dos pares de calcetines, la bufanda y los guantes para intentar dormir, y aún así seguía teniendo frío, era imposible conciliar el sueño.

Yo esta mañana he visto las imágenes de un hombre entre varios, que ha llegado en cayuco, parece que desde Gambia.

Ese hombre estaba siendo grabado temblando, entre violentas convulsiones por hipotermia bajo una fina manta color naranja. Ese hombre, y el resto de sus anónimos compañeros de travesía parece ser que llevaban diez días en alta mar.

Yo aquella noche estuve dos horas y cuarenta y cinco minutos pasando frío en la calle.

Cómo debe ser llegar solo –ni un amigo, ninguna familia- a un país extraño, en el que no sabes el idioma, sabiendo que de entrada no eres deseado, siendo pobre, sin medios para subsistir, sin pertenencias más allá de lo (poco) que llevas puesto, sin conocer ni una ciudad, sin saber cómo pedir ni un vaso de agua, todo ello mientras no puedes dejar de temblar por el miedo, por el frío.

El frío que te da ese nuevo país, ese idioma que no te suena a nada, esas calles desconocidas, ese desapego que sientes hacia este nuevo lugar. El frío que provoca el desarraigo, la añoranza. El frío que da la desnutrición y la falta de un techo. El frío que me da verte bajo esa manta prestada mientras tus ojos acristalados se cierran, se abren y se vuelven a cerrar violentamente, y que miran al infinito, probablemente mientras piensas en cosas que nunca llegaré siquiera a imaginar.


martes, 27 de mayo de 2008

Continúa el culebrón

Ayer bajamos a hablar con la portera. A mí no me parece normal que no le sorprendiera ni lo más mínimo lo que le contamos y que nos dijera que sí, que algo le sonaba. Nos confirmó que las voces no son de alguien que habla solo, sino de una mujer de 70 y pico años que le grita a su madre de 90 y pico. Tremendo. Le dijimos que qué se podría hacer, que si se llamaba a la policía, si se hablaba con comunidad, si ella le podía decir algo al verla del tipo "las niñas del 3º dicen que hay muchos gritos de peleas en el patio a diario, así que yo os lo comento a todos los que vuestro piso da ahí por si acaso". Esperábamos al menos algo de solidaridad. Pero nada más lejos. Nos dijo que hay otro caso parecido en el bloque, que da a otro patio, y que su hermano, "que es inspector de policía, dice que no hay que hacer nada, ver, oír y callar, porque si no la policía y el juez te vuelven loco a preguntas y es mejor hacer como que no se sabe nada".

La leche. Ahora es cuando empiezan los desengaños, ¿no? Para qué tanta ley, tanto Código Penal, tanto Procesal, tanta historia de que hay que denunciar... pamplinas. Un inspector de policía dice que, ante el conocimiento de malos tratos, se dé la callada por respuesta. Y todos somos cómplices. Y quienes tienen que protegernos, lo mismo son proxenetas, que corruptos, que nos dicen que mejor callarse y dejar que maltraten al prójimo, antes que ser testigo en un juicio. Porque total, los jueces te vuelven loco a preguntas. Sí, eso del imperio de la Ley, un folleto llamado Constitución... Tonterías, ¿no?

Igual ese inspector, y muchos más, deberían repasarse algo de legislación, al menos en lo que respecta a sus obligaciones. Así van las cosas, si desde los cuerpos de seguridad se prefiere la filosofía de no meterse en follones.

Art. 15 Constitución Española

Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes

LEY ORGÁNICA 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

Artículo 28. Acceso a la vivienda y residencias públicas para mayores.
Las mujeres víctimas de violencia de género serán consideradas colectivos prioritarios en el acceso a viviendas protegidas y residencias públicas para mayores, en los términos que determine la legislación aplicable. ¡¡Que si no la quiere tener en casa, que la lleve a una residencia!!

Artículo 31. Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
1. El Gobierno establecerá, en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, unidades especializadas en la prevención de la violencia de género y en el control de la ejecución de las medidas judiciales adoptadas.
2. El Gobierno, con el fin de hacer más efectiva la protección de las víctimas, promoverá las actuaciones necesarias para que las Policías Locales, en el marco de su colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, cooperen en asegurar el cumplimiento de las medidas acordadas por los órganos judiciales cuando éstas sean algunas de las previstas en la presente Ley o en el artículo 544 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
o en el artículo 57 del Código Penal.
3. La actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad habrá de tener en cuenta el Protocolo de Actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y de Coordinación con los Órganos Judiciales para la protección de la violencia doméstica y de género.
4. Lo dispuesto en el presente artículo será de aplicación en las Comunidades Autónomas que cuenten con cuerpos de policía que desarrollen las funciones de protección
de las personas y bienes y el mantenimiento del orden y la seguridad ciudadana dentro del territorio autónomo, en los términos previstos en sus Estatutos, en la Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y en sus leyes de policía, y todo ello con la finalidad de hacer más efectiva la protección de las víctimas.

Artículo 37. Protección contra los malos tratos.
El artículo 153 del Código Penal, queda redactado como sigue:
«1. El que por cualquier medio o procedimiento causare a otro menoscabo psíquico o una lesión no definidos como delito en este Código, o golpeare o maltratare de obra a otro sin causarle lesión, cuando la ofendida sea o haya sido esposa, o mujer que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación de afectividad aun sin convivencia, o persona especialmente
vulnerable que conviva con el autor, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o de trabajos en beneficios de la comunidad detreinta y uno a ochenta días y, en todo caso, privación del derecho a la tenencia y porte de armas de un año y un día a tres años, así como, cuando el Juez o Tribunal lo estime adecuado al interés del menor o incapaz, inhabilitación para el ejercicio de patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento hasta cinco años.
2. Si la víctima del delito previsto en el apartado anterior fuere alguna de las personas a que se refiere el artículo 173.2, exceptuadas las personas contempladas en el apartado anterior de este artículo, el autor será castigado con la pena de prisión de tres meses a un año o de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a ochenta días y, en todo caso, privación del derecho a la tenencia y porte de armas de un año y un día a tres años, así como, cuando el Juez o Tribunal lo estime adecuado al interés del menor o incapaz, inhabilitación para el ejercicio de patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento de seis meses a tres años.
3. Las penas previstas en los apartados 1 y 2 se impondrán en su mitad superior cuando el delito se perpetre en presencia de menores, o utilizando armas, o tenga lugar en el domicilio común o en el domicilio de la víctima, o se realicen quebrantando una pena de las contempladas en el artículo 48 de este Código o una medida cautelar o de seguridad de la misma naturaleza.
4. No obstante lo previsto en los apartados anteriores, el Juez o Tribunal, razonándolo en sentencia, en atención a las circunstancias personales del autor y las concurrentes en la realización del hecho, podrá imponer la pena inferior en grado.»

Artículo 38. Protección contra las amenazas.
Se añaden tres apartados, numerados como 4, 5 y 6, al artículo 171 del Código Penal, que tendrá la siguiente redacción:
«4. El que de modo leve amenace a quien sea o haya sido su esposa, o mujer que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación de afectividad aun sin convivencia, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a ochenta días y, en todo caso, privación del derecho a la tenencia y porte de armas de un año y un día a tres años, así como, cuando el Juez o Tribunal lo estime adecuado al interés del menor o incapaz, inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento hasta cinco años. Igual pena se impondrá al que de modo leve amenace a una persona especialmente vulnerable que conviva con el autor.
[...]

domingo, 25 de mayo de 2008

Mal(os) tiempo(s)

Hoy es un día turbio, de los que incitan a divagar. Hoy llueve, graniza, hace frío. Es mayo, pero no lo parece. Me afecta mucho el tiempo que haga, al estado de ánimo y a las cosas sobre las que pienso. Sin embargo, hoy no me siento más triste o con menos energías que un día cualquiera, no tengo muy claro si porque ya no lo noto porque cierta dosis de desánimo está permanentemente instalada en mi humor diario, o si la lluvia y el enclaustramiento no me afectan porque no me lo puedo permitir.

Hoy no estoy melancólica, ni malhumorada, ni nerviosa. Tampoco estoy contenta ni optimista. Hoy me siento algo pesada, pero eso es la falta de movimiento, y siento que si me pinchasen, no saltaría. Insensible total. Me gustaría estar soñadora y reflexiva, para darme ánimos, pero no sé qué me ocurre que me falta mucha motivación. Tengo tanta rutina vacía de contenido en el día a día que me faltan ganas hasta de imaginar. Pero tampoco me molesta.

Quiero sol, tardes de terrazas, actividad, ejercicio, aire libre... pero sobre todo quiero una vida diferente, quiero cambios en mi vida, quiero un ikea de arriba a abajo, redecorarlo todo.

Quiero un reset

Voces vecinales

Tengo una vecina que está loca. Pero loca, loca
Todos los días grita, desaforada, a alguien que en un principio sospechábamos que era alguna mujer mayor a la que cuide y le dedica toda clase de insultos durante un buen rato, cuando le da el arranque. Antes nos era violento, pero luego pasó a ser gracioso. Las frases que se oían eran del tipo:
"¿Por qué dices que no has atascado el váter, si lo has atascado tuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!!! &$$*%!!!!!!!!! (insultos varios)".
"¡¡Es que me tienes harta!! ¡¡HARTAAAAAAAAAAA!! No puedo más, no puedo más! Te odio!! Grr!! &$$*%!!!!!!!!!"
Mientras se desgañita, su voz va modificándose, pasa a ser cavernosa, ronca, aguda...

Las ventanas dan a un patio interior minúsculo, que resuena mucho, y eso hace que parezca que te grita al oído, así que no queda más remedio que oírlo. Además, por eso de que resuena, no se puede adivinar de dónde vienen las voces. No es agradable de oír, pero cuando tienes que estudiar, mucho menos. Te ponen nerviosa, te impide la concentración. Nos hemos asustado, nos hemos reído... pero hoy se ha pasado de castaño oscuro.

Hoy se oían golpes.

¡¡Me vas a hacer romper la puertaaaaaaaaaa!! (Golpe seco) (insultos) Te odio!!! Un día te tiro por las escaleras!!! (insultos)

Se ha estado casi una hora desgañitada perdía, mi amiga asustada y yo pensando qué se podría hacer, si hablar con porteraquetólosabe mañana, si no esperar más y llamar al número de alguna emergencia (sólo me sé el 061, voy apañá como alguna vez necesite llamar a la policía o a los bomberos). Y los demás vecinos ni mú!! Cómo es eso posible? Nosotras estábamos asomadas a la ventana, intentando enterarnos de algo más, pero el resto de las ventanas estaban cerradas. Y juro que con la ventana cerrada se oye igualmente.

Hay que decir que nunca se oye ninguna respuesta, no sabemos si porque a la persona a la que van dirigidos los gritos no puede hablar, o lo hace muy bajito, o porque (y he aquí la nueva sospecha) no vayan dirigidos a nadie ¿Es posible que la loca, además de estar loca, padezca alucinaciones? ¿puede ser que no grite a nadie y esté sola? A veces nos dan ganas de llamar a alguien, otras nos parece meternos en la vida de alguien que quizá tenga problemas mentales. No sabemos muy bien qué hacer, pero es una situación dramatica, se mire por donde se mire. Y si existe una víctima, muchísimo más.

viernes, 23 de mayo de 2008

Auto~~~

Como dice mi última entrada, de hace ya tanto tiempo, qué importante es la confianza. Es bonito y necesario tenerla en el otro; si bien no en todo el mundo (no vamos a ser ilusos, un exceso de inocencia es perjudicial), sí que es conveniente y hasta imprescindible tener a alguien en quien confiar, imitando la frase de Serrat. Pero en primer lugar es preciso tenerla en uno mismo. Y suena fácil, pero no lo es tanto.

Decía Gabino Diego en una entrevista que ser actor puede ser la profesión más fácil y la más difícil del mundo. Si tienes ese don, es tremendamente sencillo, pero si no lo tienes, es que no te sale, por más interpretación que estudies y por mucho que te esfuerces (mira, si no, Elsa Pataky... aunque oye, ¿quién dice que para ser actor hay que actuar bien? El panorama está plagadito de ejemplos. Me estoy dando cuenta de que esto da para rato... lo dejaré para otro día). Con la confianza en ti es el mismo caso. Si no tienes confianza en ti de forma natural te tirarás toda tu vida esforzándote por mejorarla, alimentándola, haciendo ejercicios mentales de auto-aprobación, repitiéndote que sí que vales, los hay que incluso van al psicólogo (de ilusiones también se vive, y los psicólogos tienen que comer). Meditación, reflexión, escribir, o simplemente ignorar la cuestión y tratar de pensar en ella lo menos posible para no recordarlo. Y tras todo esto, tras tantos esfuerzos, dinero y tiempo gastado, cuando la persona se siente fuerte, basta una frase inesperada, una llamada de teléfono que no sale como se quería, una situación que no se controla, para que todo se vaya... digamos al garete. Y es que la cabra tira al monte.

Aún así, todo se puede y se debe controlar, cada cual tiene su cruz con la que hacer el camino, y no porque la tarea sea dura debe ser evitada. Quizá llega un momento en el que, de representar el papel de persona segura, el personaje se trague a la persona. Quizá yo algún día sea como Shark. Ahora mismo soy más de Ally.